“Lo único capaz de consolar a un hombre por sus estupideces, es el orgullo que le proporciona hacerlas”
Oscar Wilde.
Fue hace casi 12 años, concretamente el 16 de diciembre de 2009, cuando las fuerzas especiales de la Marina Armada de México rodearon un departamento de lujo en Cuernavaca donde se encontraban miembros del Cártel de los Beltrán Leyva, incluido su líder Arturo Beltrán, que por ese entonces era uno de los 3 hombres más buscados del país.
La redada terminó en un fuerte enfrentamiento, con una metralla de más de 90 minutos, los narcotraficantes arrojaron, al menos, 20 granadas de fragmentación, al final se impuso la estrategia e inteligencia de los marinos que lograron abatir a Beltrán y a cuatro de sus guardaespaldas, uno más se suicidó al ver perdida la batalla, mientras que dos elementos de la marina resultaron gravemente lesionados por las esquirlas de las granadas y uno más perdió la vida.
Melquisedec Angulo Córdova, de 30 años, fue el marino caído, días después, el 22 de diciembre, fue honrado como héroe y trasladado a su tumba por una guardia de comandos vestidos con ropa camuflajeada, su madre, Irma Córdova Palma, recibió una bandera mexicana de manos del entonces secretario almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza.
Horas después de su funeral, hombres armados entraron a la casa de la familia Córdova y dispararon unas 40 balas, la madre de Melquisedec, su hermano, su hermana y su tía fueron asesinados.
La opinión pública criticó duramente la filtración del nombre de Melquisedec, que apareció publicado en un comunicado oficial, lo que facilitó a los sicarios su cobarde vendetta contra la familia del marino caído.
Por aquel entonces, el hoy jefe del puerto de Manzanillo, el Almirante José Luis Vergara Ibarra, era jefe de comunicación social de la Marina, entre las élites militares y políticas se le responsabilizó, sin consecuencias, de la filtración que causó la masacre de la familia Córdova.
Entre los altos cargos de la Marina, Vergara Ibarra es también señalado por haber inventado el bulo de “Frida Sofía”, la niña que nunca existió y que, supuestamente, perdió la vida entre los escombros del colegio Rébsamen, una historia que terminó ridiculizando a la Marina.
Hoy, el Almirante Vergara habla en reuniones privadas, para quien quiera escucharlo, como el encargado de la lucha antinarco en México, se presume a sí mismo como el zar con el respaldo de la DEA y, en el colmo de los egos, como el siguiente sucesor, más temprano que tarde, del Almirante Rafael Ojeda al frente de la Secretaría de Marina, dice que tiene una relación directa con el presidente López Obrador y que solo es cuestión de tiempo para que se venga el relevo.
De Melquisedec y de Frida, casi nunca habla.
De Colofón.- Si a la FGR se le cayó el teatro de Emilio Lozoya, el show que pensaba armar contra Ricardo Anaya no llegará ni a llamarada de petate.
@LuisCardenasMX