La polémica frase del exsecretario de Hacienda, Luis Videgaray, cuando fue anunciado como nuevo canciller de México por Enrique Peña Nieto le aplica al nuevo titular de la dependencia encargada de las finanzas públicas del país, Rogelio Ramírez de la O. En aquella ocasión –enero de 2017–, Videgaray dijo en su toma de posesión que “llegaba a aprender”, lo cual desató varias críticas.
El nombramiento de Ramírez de la O, si bien no causó sorpresa por la cercanía del economista con Andrés Manuel López Obrador, sí levantó las cejas de expertos y de algunos exsecretarios de Hacienda. El problema es que el nuevo funcionario –hay quienes ya lo llaman ‘supersecretario’ por el rol preponderante que puede tomar en el gobierno– no tiene experiencia previa en la administración pública.
Ramírez de la O tiene una amplia experiencia en la asesoría de empresas privadas, a las que, más que enfocarse en sus indicadores fundamentales, les aporta una visión económica. El expertise del nuevo secretario de Hacienda es la investigación y análisis macroeconómico, los riesgos y oportunidades en los sectores económicos, así como la perspectiva de las políticas públicas y sus implicaciones en los mercados.
La asesoría, investigación y desarrollo de documentos académicos son el fuerte de Ramírez de la O, pero no tiene experiencia en gobierno, lo cual podría complicar el arranque de su administración. Esta curva de aprendizaje podría generar que la recuperación económica sea menos rápida de lo previsto.
En su comunicado, el nuevo secretario expuso que “en cuanto a cambios dentro de Hacienda, estos se darán a conocer en su momento, cuidando la marcha ordenada de esta Secretaría”. Y sí, Ramírez de la O mantendrá a los subsecretarios Gabriel Yorio y Vanessa Rodríguez, así como a otros funcionarios clave hasta finales del año; primero, para sacar el Paquete Económico 2022, y segundo, para que ‘capaciten’ a su equipo que ya empezó a trabajar en Palacio Nacional.
Ramírez de la O llegó a la Secretaría de Hacienda a preguntar prácticamente todo, desde la información puntual del estado de las finanzas públicas e incluso se ha sorprendido por algunas facultades que tiene la dependencia que ahora está a su cargo.
Es muy probable que el economista de la UNAM y doctor por la Universidad de Cambridge transite su primer año de forma ‘inercial’, es decir, muy similar a 2021, pese a que ha sido un año atípico por los efectos de la crisis económica.
Uno de sus principales retos será la reforma fiscal que prometió AMLO a mitad de su gobierno, sin embargo, debido a que será en buena medida administrativa, la mayor parte del trabajo la llevará la jefa del SAT, Raquel Buenrostro.
Las energías de Ramírez de la O estarán puestas básicamente en tres temas que van ligados: las finanzas de Pemex, la reasignación del gasto público y la relación con la iniciativa privada. La primera es la más difícil. La empresa productiva del Estado enfrenta un panorama negro en cuanto a su deuda financiera; no sólo la que está colocada en los mercados internacionales (más de 100 mil millones de dólares), sino la que tiene con sus proveedores, la cual asciende a unos 300 mil millones de pesos. Sobre la mesa está la propuesta de bursatilizar por los menos esa deuda y ponerse al corriente con los contratistas. La decisión final la tiene el presidente López Obrador.
La reasignación del presupuesto y gasto público para 2022 se enfocará en aumentar la inversión del gobierno en infraestructura, aunque no se tienen el plan definido de cuáles serán los proyectos. Ramírez de la O tendrá que lidiar con los programas sociales –que no se tocarán– y la participación preponderante de las Fuerzas Armadas en las actividades económicas. El punto clave del presupuesto del próximo año está en las aduanas y el comercio exterior. Con la creación de una nueva empresa el gobierno busca por lo menos 100 mil millones de pesos adicionales para 2022.
Estos dos últimos temas pasan por mejorar la relación del gobierno con los empresarios, la cual ni Arturo Herrera, ni Alfonso Romo ni Tatiana Clouthier pudieron lograr, en buena medida por los desplantes del Presidente. Retomar las asociaciones público-privadas en infraestructura será uno de los ejes, así como no afectar a la iniciativa privada con la reforma fiscal y la ‘persecución’ del SAT.
Ramírez de la O trabaja a contrarreloj para mantener, por un lado, la estabilidad macroeconómica y mejorar el crecimiento, y por el otro, para apuntalar la economía de cara a las votaciones de 2022 –la revocación del mandato–, y hacia 2024.
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