Por si usted no lo leyó, déjeme compartirle el comunicado que la Universidad Nacional Autónoma de México emitió ayer, el “UNAM INFORMA” dado a conocer a las 15:50 de este viernes pasado, y que se refiere al presunto plagio de tesis que habría perpetrado, cuando era estudiante en 1987, la hoy ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Yasmín Esquivel Mossa:
“A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA
“A LA SOCIEDAD MEXICANA
“Ante la suspensión provisional concedida por el Juzgado Quinto de Distrito en Materia Administrativa de la Ciudad de México , el 15 de febrero pasado, la Universidad Nacional Autónoma de México manifiesta lo siguiente:
“1.- Esta casa de estudios es respetuosa de la ley y acatará lo estipulado en el acuerdo de suspensión provisional referido, en el sentido de no divulgar información relativa al caso y hará uso de los recursos jurídicos a que tiene derecho.
“2.- La Universidad es un espacio de libertades, donde la pluralidad de las ideas se expresa y confronta sin restricciones ni cortapisas. En la Universidad no se acallan las voces; por el contrario, es donde se alienta el debate y se cultiva el pensamiento crítico. La censura siempre será contraria a la esencia de la Universidad.
“3.- Por eso, la UNAM lamenta y no puede estar de acuerdo con el mandato judicial que busca silenciarla, coartando su libertad y el derecho a la información de los universitarios y de la sociedad.
“Por mi Raza Hablará el Espíritu”.
Aunque no esté de acuerdo, hace muy bien la UNAM en acatar lo que ha determinado la jueza Sandra de Jesús Zúñiga, quien concedió una suspensión provisional a la ministra para que el Comité Universitario de Ética no resuelva nada en el procedimiento que la investiga por el presunto plagio de una tesis para hacer su propia tesis. Eso es justamente lo que diferencia a la Universidad de varios actores políticos de este país: el respeto a las instituciones, a las normas, a las leyes, a la Constitución, a los poderes.
¿Qué es la moral sino el tímido intento de una sociedad para que la gente sea decente? La decencia es aseo intelectual, recato, modestia. Es dignidad en los actos y en las palabras, pero sobre todo, la decencia es honestidad. Y eso implica ser un humano probo, recto, honrado. La UNAM, al ceñirse a las normas, al acatarlas, hace valer esos principios.
Amarrar a la UNAM, una institución autónoma, para que suspenda sus indagatorias sobre el caso, a fin de beneficiar a una presunta plagiaria, parece una decisión excesiva, ya que la UNAM no ha determinado nada, ni siquiera una sanción, y tampoco ha procedido a tomar una medida definitiva, como quitarle el título a la ministra.
La UNAM simplemente está haciendo lo que le corresponde, que es investigar, indagar y verificar qué persona ha sido deshonesta, qué persona ha engañado, qué persona ha hecho trampa: ella, u otro estudiante. Y para llegar a una conclusión, para terminar sus pesquisas, la Universidad le ha dado la oportunidad de defenderse a Esquivel Mossa, siempre dentro de la institucionalidad universitaria.
Es como si de pronto una presunta defraudadora, antigua empleada de una empresa, que hubiera adquirido cierto patrimonio accionario de esa compañía, fuera pillada 35 años después por haber utilizado un 95% de documentos fraudulentos, y siendo ahora ministra de la SCJN, le pidiera a una juez que evitara que esa empresa la siguiera indagando, no a través de una fiscalía, sino con mecanismos internos de ética. O sea, estaríamos ante el Poder Judicial (¿por amiguismo, por influencias?), representando por una juez, maniatando a una empresa privada para que no siga investigando INTERNAMENTE si una exempleada le robó.
Vaya cara. No se le ocurra a usted dejar entrar a alguien a su casa porque, como alguien le robe un libro valioso, no podrá investigar: un día una juez, colega o amiga de la presunta ladrona, le dará a usted una orden para que no investigue en su propia casa ni le diga a nadie que está investigando, ni mucho menos que la presunta ladrona resultó ladrona.
En eso estamos, así de absurdo está el nivel de abuso de poder en este país hoy, 18 de febrero de 2023.
La UNAM responderá por las vías legales lo que a su derecho corresponda. Yo, por mi parte, como no soy abogado, pero sí ejerzo el oficio del periodismo desde hace 40 años, me ocupo de lo mío, que es la libertad de expresión: este acto se trata de un inadmisible exceso de la ministra. Esa insolencia de haberle pedido a la juez que censurara a la UNAM , que la amordazara para que no hable del caso, es inédito en este país. Y si lo de la ministra es un abuso, lo de la juez es un imperdonable arrebato: haber aceptado acallar a la Universidad, centro mismo de las libertades, de la pluralidad, de las opiniones diversas, del debate, de la información, de la ciencia, de las humanidades, simplemente por hablar de una investigación interna que es de interés nacional y por tanto los ciudadanos de México tienen derecho a ser informados al respecto, no tiene ninguna justificación válida.
Imagine usted que un juez de la Corte Suprema en Estados Unidos es agarrado por un periodista y por su antigua casa de estudios, pongamos que Berkeley, como presunto tramposo en sus trabajos y exámenes de su carrera, y que procede a investigarlo; suponga usted que una juez, colega del juez acusado, maniata y amordaza a la Universidad de California por un asunto interno que indaga. Impensable.
¿A dónde va este país si hay gente en el poder que es capaz de usar las instituciones para asuntos personales y acallar a la más importante universidad de la nación, la casa del debate, de la crítica, de la inclusión, de la diversidad, de la libertad?
Vaya episodio ha provocado la Ministra. Vaya bochorno bananero le ha generado al Estado mexicano, como si no tuviéramos suficiente con la imagen de narco democracia que nos asestó el juicio de Genaro García Luna en Nueva York.
Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, y muchas opciones más.
Twitter: @jpbecerraacosta