Frente a la peor tragedia que se haya vivido en el icónico Metro de la Ciudad de México, al presidente Andrés Manuel López Obrador le ganaron el hígado y su egocentrismo. Porque tras unas breves y obligadas condolencias a las familias de las víctimas inocentes de este trágico accidente, el jefe del Estado mexicano no tuvo --para los deudos y para la ciudad entera que lo encumbró en su carrera política y se convirtió en su mayor bastión electoral-- nada más que ofrecer; y en vez de un discurso de aliento, de esperanza y que garantizara que habrá verdad y justicia para los 24 muertos oficiales, casi 80 heridos y varias personas que ayer seguían desaparecidas o sin identificar, López Obrador prefirió recurrir a su ya gastado pero agresivo discurso contra la prensa crítica, a la que culpó de utilizar la tragedia en su contra y aprovechó, una vez más, para inmolarse y victimizarse como “el presidente más atacado de la historia” después de su admirado Madero.

Muy lejos de un discurso de altura, de un gesto de nobleza y humildad política como hubiera sido a visitar a los heridos o a los familiares de los muertos y desaparecidos, el presidente se solazó en su soberbia y, sin interrumpir sus largas alocuciones en la mañanera, intentaba desviar la atención de los medios a sus temas como la vacunación, la visita del presidente de Guatemala o los logros del canciller Marcelo Ebrard en Rusia. Pero los reporteros lo devolvían al tema que ayer acaparaba toda la atención. “Es una triste noticia… habrá una investigación transparente”, repetía el presidente que ayer llevó a su conferencia a los dos personajes que están en estos momentos en el ojo público por la tragedia que costó la vida a 24 personas por el colapso de un tramo elevado de la Línea 12 del Metro: el canciller Marcelo Ebrard, exjefe de Gobierno de la CDMX, en cuya administración se construyó la línea de la tragedia, y la Jefa de Gobierno de la ciudad, Claudia Sheinbaum, responsable del mantenimiento y vigilancia de la infraestructura del Metro y en cuya gestión se han incrementado los accidentes y las denuncias de escasez de presupuesto y falta de mantenimiento para el sistema de transporte colectivo.

Parecía como si, convertido en el jefe del Coliseo romano, López Obrador hubiera llevado ayer a la arena de Palacio Nacional a sus dos mejores gladiadores (y prospectos presidenciales) a sabiendas de que los leones y el pueblo exigirían sangre por la tragedia que enlutó a 24 familias y le costó dolor, angustia y desesperación a muchas otras que ayer buscaban desesperados a sus familiares en los hospitales, en medio del caos y la desinformación que privaba en el gobierno y la Fiscalía de la CDMX, que ni siquiera habían logrado identificar plenamente a la mitad de los cadáveres que resultaron de la mortal caída de dos vagones del Metro ante el colapso de la estructura por la que circulaban a la altura de San Lorenzo Tezonco, en la alcaldía Tláhuac.

A cada uno, el presidente les dio su turno para salir a la arena del Coliseo: a Ebrard para decir “que el que nada debe nada teme” y que está dispuesto a comparecer ante las autoridades que así se lo requieran para explicar cualquier detalle sobre el contrato, la construcción y las especificaciones técnicas con las que se construyó la que su gobierno bautizó en 2012 como “La Línea Dorada”.  La misma obra que no sólo ha perdido todo el brillo, sino que está a punto de costarle --por segunda ocasión en una década- su futuro político. Porque si en 2012 y 2013 la Línea 12 fue el motivo con el que Miguel Ángel Mancera lo traicionó y, azuzado por Peña Nieto y Luis Videgaray, lo acusó de corrupción e irregularidades y lo orillara a buscar el exilio parisino en aquellos años, ahora en pleno 2021 cuando su papel como canciller del país buscaba brillar cada vez más con la gestión de las vacunas contra el Covid en todo el mundo, la misma línea del Metro podría colapsar su proyecto político para el 2024.

A Sheinbaum, mientras tanto, López Obrador no sólo le puso el foro inigualable de la mañanera para que prometiera que habría una “investigación independiente”, con una empresa extranjera como encargada, para conocer las causas del accidente y que se castigaría a los responsables; el presidente también arropó, como tantas veces lo ha hecho, a la Jefa de Gobierno, al señalar que “el gobierno de la República avala y apoya lo que decida la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México". Así, dio la impresión de que, si bien a los dos los mandó a la arena pública para pelear y defenderse de los leones de la opinión pública, al presidente le ganó la debilidad que siempre ha sentido por la doctora Sheinbaum a la que, ante la tragedia, claramente cobijó y respaldó, mientras no hizo lo mismo con Marcelo. De ahí surge la duda: ¿si tuviera que sacrificar a uno de sus dos primeros alfiles para la sucesión de 2024 (el tercero, pero ajeno a esto es Ricardo Monreal) para satisfacer las exigencias de justicia y culpables por la tragedia del Metro, a cuál de los dos sacrificaría López Obrador? ¿a la doctora o al canciller?

En términos políticos, al presidente le conviene que la culpa sea para Ebrard. Porque cuando se construyó polémica la línea 12, Marcelo era político del PRD y AMLO no tenía nada que ver con los asuntos de la CDMX. En ese sentido, el tabasqueño está muy lejos del tema de la construcción. Pero si el tema es de mantenimiento, algo que es responsabilidad única del gobierno actual de la CDMX y por lo tanto de Claudia Sheinbaum, entonces se puede abrir la caja de pandora.

No hacen falta muchos peritajes ni investigaciones externas o internas, para saber algo que ayer era vox populi, en medio del dolor y pesadumbre que causaba la tragedia: el accidente que costó la vida de 24 personas, heridas a más de 80 y varias desapariciones, es producto de la ineptitud del gobierno, de la falta de inversión en mantenimiento, de la búsqueda de ahorros en el presupuesto y de una política populista que desde hace varias décadas mantiene artificial y políticamente subsidiado el precio del boleto del Metro en 5 pesos cuando el costo real de un viaje por persona hoy casi alcanza los 15 pesos. Ningún gobierno ha querido entrar al tema de fondo de la inviabilidad financiera del Metro de la CDMX al que, si de por sí no hay presupuesto público que le alcance, menos en tiempos de recortes y una austeridad mal aplicada que ha afectado los procesos de mantenimiento, revisión y renovación de infraestructura el sistema de transporte más grande e importante del país.

Y si el tema de la tragedia se centra en la austeridad y recortes presupuestales dictados desde Palacio Nacional, entonces la tragedia toma otra dimensión y puede salpicar directamente al presidente porque por “austeridad” no hay medicinas ni insumos médicos, se incendian los bosques, se quedan sin refugios las esposas golpeadas, hacen falta vacunas contra el Covid, etc. Así que en el dilema de a quién sacrificaría y entregaría a los leones López Obrador si el clamor popular por esta tragedia crece no hay duda: la culpa de Claudia Sheinbaum es la culpa de la 4T. La culpa de Marcelo Ebrard es sólo de Ebrard.

NOTAS INDISCRETAS…

Después de una intensísima búsqueda en fiscalías estatales y en la propia FGR, coordinada por la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, la noche del lunes, ya pasada de la media noche se dio la instrucción de que agentes de la SEIDO esperaran y detuvieran a Héctor Luis Palma Salazar, “El Güero Palma”, afuera del penal de máxima seguridad del Altiplano. Era la 1:55 de la mañana cuando El Güero salió caminando del centro penitenciario y ahí mismo lo retuvieron los agentes federales, encabezados por el director general de Investigación de la Policía Federal Ministerial, Moisés Lariz Carvajal, quien apoyado por dos unidades de la Marina y 6 unidades de la Agencia de Investigación Criminal, le leyó sus derechos a Héctor Palma, lo esposaron y lo subieron a la camioneta Rino sin número que lo trasladó en convoy hasta la Unidad Especializada en Delitos contra la Salud de la SEIDO. Ahí, a las 3:55 horas lo recibió la MP Anabel Aparicio Reséndiz, y se ordenó reforzar la seguridad de los inmuebles de la FGR en donde hasta ayer se mantenía detenido al Güero Palma. Anoche fuentes federales confirmaban a esta columna que el narcotraficante permanecerá detenido en calidad de “arraigado” hasta en tanto la SEIDO termina de integrar el nuevo expediente judicial que le abrirán por un delito que, hasta anoche, no se había hecho público…Los dados mandan Escalera doble. Subimos.

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