Dos internos del Cereso de Benito Juárez, El Cheché y El Gemelo, ordenaron el ataque: el jueves 4 de noviembre, 15 hombres armados con armas largas se internaron en la zona de playa de Puerto Morelos, en Quintana Roo.

Iban a cazar a dos narcomenudistas que horas antes se habían presentado como nuevos “encargados” de la venta de droga en la playa.

Un reporte de las autoridades indica que la confrontación provino de una escisión del Cártel de Sinaloa. Esa tarde, hacia las 14:10, la playa hervía de turistas, en su mayor parte extranjeros, que se habían hospedado en los hoteles Azul Beach Resort y Hyatt Ziva Riviera.

Una versión indicó que los agresores bajaron de una lancha. Otra, que arribaron a la playa en tres vehículos.

Sonaron los disparos. Un hombre cayó en la arena. Otro intentó refugiarse en el complejo hotelero. Hasta ahí fueron a cazarlo mientras el pánico se desencadenaba: ¿francotiradores, amenaza terrorista, un secuestro? “No nos dicen nada”, tuiteó uno de los huéspedes.

Las imágenes diluviaron en las redes sociales. Lo nunca visto: 15 sicarios irrumpiendo en un hotel de lujo. Los turistas fueron concentrados en un punto del Azul Beach y luego llevados a sus habitaciones.

Se les pidió guardar silencio y atrancar sus puertas con el mobiliario disponible. Algunos relataron que los empleados del hotel se abrazaban, temblando. Un empresario hotelero afirmó que los establecimientos de la Bahía Petempich se hallaban bajo “cobro de piso” —y la playa en poder de narcomenudistas.

No tardó en ser emitida una alerta desde la embajada de los Estados Unidos.

Acababan de circular otras imágenes escalofriantes: la noche del 1 de noviembre, una cuadrilla de cortadores de aguacate que se había internado en la zona boscosa de Tarecuato, Michoacán, en busca de miel para los altares de la Noche de Muertos, fue interceptada por un comando del crimen organizado.

Los cadáveres de once de ellos aparecieron al día siguiente, muy juntos, bajo los árboles. Los cuerpos presentaban diversos impactos y tiro de gracia. Cinco de las víctimas tenían solo 17 años. Otra, apenas 15. Los cinco restantes, entre 19 y 36.

Todos carecían de antecedentes penales. Eran simples jornaleros cumpliendo una tradición centenaria. El gobernador Ramírez Bedolla explicó los hechos: dijo que la cuadrilla se había internado “en un territorio que es controlado por células delictivas”.

Se realizó un despliegue de 300 militares y agentes de la policía del estado. El despliegue terminó en nada. Unos muertos más en la guerra entre el Cártel Jalisco y la Familia Michoacana.

El 4 de noviembre, Metepec, en el Estado de México, amaneció tapizado de narcomantas. La Familia Michoacana enviaba a la población un mensaje urgente:

“Se informa a todos los artistas que se iban a presentar en la Feria de Metepec, que no se presenten en dicho recinto, que eviten el derramamiento de sangre inocente incluyendo (la suya)… Les queda prohibido presentarse. Respeten nuestra plaza y nosotros respetamos sus vidas”.

Al día siguiente el camión de la banda La Adictiva fue atacado a tiros. El cantante Pancho Barraza canceló su presentación. Al final, en un comunicado emitido por el empresario Mario García, a quien el grupo criminal había amenazado, se informó: “Hemos decidido dar por terminado el evento llamado Feria Espacio Metepec 2021 por la situación vivida hasta el momento”.

El mismo 4 de noviembre, elementos de la fiscalía del Estado de México, a cuyo frente iba el fiscal regional de Ixtapan de la Sal, fueron emboscados en una carretera de Texcaltitlán.

Habían acudido como parte de un operativo tendiente a localizar “casas de seguridad” y labores de “halconeo”. El propio fiscal, herido en el tórax y en un brazo, pidió ayuda por teléfono. Dos policías de investigación murieron y seis más resultaron heridos.

Más o menos a la misma hora, dos taxistas eran asesinados en Acapulco, Guerrero, para sumar 25 homicidios de choferes en 2021 y seis asesinatos ocurridos en el puerto en las últimas 36 horas.

Mientras se contabilizaban estas muertes, en la colonia La Comarca, de Guadalupe, Zacatecas, los bomberos recibían el aviso de una vivienda incendiada. Al llegar hallaron cuatro cuerpos. Los miembros de una familia, madre, padre y dos adolescentes, habían sido calcinados. Los vecinos informaron que hombres armados los habían acribillado antes de prender fuego al domicilio.

Se reportaban cinco ejecuciones en Sonora, cuatro en Veracruz, cuatro en San Luis Potosí, tres en Colima, dos en Jalisco y otras dos en Puebla…

Un escenario de terror: “a mitad del camino”, con el arranque de un noviembre trágico y una violencia que se le salió de las manos, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador está sobrepasando ya los 100 mil homicidios.

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