El mensaje de Los Tlacos a la gente de Huitzuco:

“No queremos ver a nadie después de las 6 PM, queda prohibido hacer fiestas, andar tomando, prohibido andar en moto después de las 6 PM… Arrasamos con todo, cancelen serenatas, excursiones salidas en la madrugada… Por seguridad, no lleven a sus nietos a clases, canchas de futbol…”.

El propio alcalde de Huitzuco, Eder Nájera, describió la atmósfera que envolvió aquel municipio de Guerrero después de las amenazas del grupo criminal: calles vacías y negocios cerrados desde las seis de la tarde. Vehículos de transporte público suspendiendo corridas desde las siete. Ni una sola alma en la vía pública después de la llegada de las sombras.

Nájera afirmó que hubo en Huitzuco “15 días de enfrentamiento y sicosis”. El pasado 20 de noviembre, Los Tlacos impusieron en el municipio una especie de toque de queda. Las escuelas cerraron y las actividades en las oficinas del Ayuntamiento fueron suspendidas por las tardes.

Un montador de toros conocido como El Beni de Huitzuco fue asesinado el domingo 21 noviembre: se había atrevido a salir con otros dos jóvenes, a bordo de una moto, en busca de algo qué cenar.

En octubre pasado, Los Tlacos, conocidos también como el Cártel de la Sierra, y dirigidos por Onésimo Marquina, alias Necho Marquina, grabaron a 20 hombres de La Bandera —una facción de los Guerreros Unidos—: los tenían hincados, mientras un individuo encapuchado y con uniforme de tipo paramilitar los interrogaba. “La Sierra no perdona”, decía aquel individuo.

En el video, el nuevo alcalde de Iguala, David Gama Pérez, fue acusado de haber pactado con La Bandera, a cuyo frente se encuentra Jesús Brito, alias Chucho Brito o El Marranero.

Ese día, cuatro cadáveres fueron abandonados, dentro de un automóvil, frente a una de las oficinas del alcalde Gama.

Aliados con Los Rojos y el Cártel Jalisco Nueva Generación, Los Tlacos, cuyo bastión se encuentra en los municipios de Leonardo Bravo y Heliodoro Castillo, han avanzado a los municipios de la región Norte (Iguala, Huitzuco, Tepecoacuilco), que conectan con la región serrana del estado, a fin de apoderarse de la zona minera.

Hace meses anunciaron una cacería de Guerreros Unidos en Iguala y dejaron narcomantas en las que declaraban que la extorsión a comerciantes había terminado. Desde luego, la extorsión siguió, y solo se recrudecieron los enfrentamientos y los asesinatos. La “plaza” cambió de dueño.

Según el alcalde de Huitzuco, la intervención federal y estatal que siguió a aquellos enfrentamientos, solo logró que la guerra que los grupos criminales sostenían por el control de Iguala se desplazara a los municipios contiguos.

De ese modo, la balacera se extendió a Huitzuco, en donde Los Tlacos tienen bajo renta a carniceros, constructores, vendedores de tortilla, refrescos y cervezas.

Se ha denunciado que este grupo criminal solo permite a los vendedores del mercado la compra de carne llegada de Morelos (la zona de operación de los Rojos).

En agosto del año pasado, Los Tlacos amenazaron de muerte a un grupo de periodistas de Iguala. Los acusaban de estar al servicio de los Guerreros Unidos. Las amenazas provocaron autocensuras y desplazamientos.

Buena parte de lo que ocurre en la región está silenciado y solo trasciende por la información difundida en redes sociales.

El alcalde de Huitzuco afirma que, aunque tras la llegada al municipio de fuerzas federales la violencia de momento se ha calmado, todo va a recomenzar en cuanto los cuerpos de seguridad sean retirados a otro sitio.

Los pobladores denuncian que las extorsiones y las amenazas siguen. Que la policía municipal “trabaja” para Los Tlacos, y que de hecho traslada en sus patrullas a algunos líderes, y el armamento del grupo.

Hace casi dos años, en febrero de 2020, y con el video de un descuartizamiento, estos grupos anunciaron la guerra que iban a emprender.

Los dejaron hacer y crecer. Hoy han hecho de Huitzuco un pueblo que por las noches se vuelve fantasma.

Otro pueblo que por las noches se vuelve fantasma.

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