Llegó un mensaje, ayer, a las 8:17.
“Estimados vecinos de la alcaldía Cuauhtémoc, con fecha 01 de junio presenté mi renuncia como directora general de Seguridad Ciudadana y Protección Civil de la alcaldía. Espero haber aportado mi experiencia y compromiso para mejorar la seguridad y garantizar la protección civil de las 33 colonias de la demarcación. Les agradezco su apoyo y comprensión”.
Lo firmaba Paola Aceves.
El mismo día integrantes de un grupo criminal dejaron una manta en la Plaza Garibaldi. La manta denunciaba que elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (El Luigi y El Tontín) solapaban las actividades del grupo conocido como la Unión Tepito.
Cuauhtémoc es una de las alcaldías más peligrosas de la ciudad de México. En esa demarcación existen seis de las diez colonias con mayores índices delictivos de la capital del país: Centro, Doctores, Morelos, Buenavista, Roma Norte y Guerrero.
Según datos ofrecidos por el Observatorio Nacional Ciudadano, Cuauhtémoc es –con Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Álvaro Obregón– una de las cuatro alcaldías que concentra 48% de los delitos reportados en la ciudad.
Violación, narcomenudeo, robo a transeúnte, robo a casa habitación, robo en transporte público, robo a negocio, robo a transportista, homicidio culposo, robo de vehículo, trata de personas, extorsión.
En Cuauhtémoc estallan las tasas más altas de homicidio: en algunas de sus colonias los asesinatos superan el promedio del resto de la capital. Ahí se extiende una de las regiones más peligrosas para las mujeres: la segunda con mayor número de feminicidios en la CDMX.
Cuauhtémoc es la zona en donde ocurre la mayor parte de las ejecuciones suscitadas en la capital.
En los últimos meses las calles del centro volvieron a ser sacudidas por las ejecuciones de miembros de la delincuencia organizada. En especial, por la pugna entre el grupo de Eduardo Ramírez Tiburcio, El Chori, y José Luis Méndez Ríos, El Chila, ambos integrantes de la Unión Tepito.
Los ajustes de cuentas dejaron en estos meses una decena de cadáveres en el Centro Histórico y provocaron el descuartizamiento en una vecindad de la calle de Cuba de dos niños de la comunidad mazahua.
Paola Aceves, la directora de Seguridad Ciudadana de la alcaldía, echó mano del medio millar de policías adscritos a la alcaldía para atender los principales focos rojos; coordinó estrategias entre vecinos y comerciantes para que denunciaran, se cuidaran unos y otros, y pudieran frenar delitos como la extorsión.
Desde hacía varios meses estaba dando esa batalla sola. El alcalde de Morena, Néstor Núñez, fue grabado por comerciantes que le pedían ayuda ante el auge de los secuestros, el cobro de piso y la extorsión: “Tengan cuidado, nosotros no podemos hacer nada”.
La funcionaria recibió avisos, mensajes y amenazas por parte la delincuencia organizada: “Mire señorita, no se meta con nosotros, y nosotros no nos metemos con usted”.
En una alcaldía –la más importante de la ciudad– manchada por la voracidad, la ambición y la corrupción sin límites, Aceves se mantuvo siempre del lado de los vecinos. Desde el gobierno de la ciudad, los grupos de comerciantes y las organizaciones vecinales se le vio siempre como una aliada incondicional de la gente.
En el momento en que la violencia repuntaba, y en el momento en el que el alcalde Néstor Núñez supo que el proyecto de candidatearse nuevamente había fracasado, pues “desde arriba” se palomeó el regreso de Dolores Padierna –la poderosa exdelegada tocada por la sombra de la corrupción, las ligas de René Bejarano y la tragedia de la discoteca Lobohombo, que operaba de manera irregular y una madrugada dejó 23 jóvenes muertos–, el alcalde tomó una decisión extraña: redujo el medio millar de policías adscritos a la alcaldía a solo 100.
El argumento, ¿era ahorrar?
Al mismo tiempo, el número de vendedores ambulantes dispuesto en calles de la demarcación repuntó de manera espectacular. En la zona de Circunvalación, en el Perímetro B, los ambulantes pasaron de 5, 881 a 7,182. En Eje Central, de 2,179 a 2,443 –de acuerdo con datos proporcionados por el propio gobierno de la ciudad.
En el tramo de Luis Moya a Buen Tono el ambulantaje creció 200 %. Entre Delicias y Arcos de Belén, 233%. De Victoria a Ayuntamiento 63%. De López a Dolores 60%. Del callejón del Sapo a Luis Moya, 100%.
Fuentes del gobierno de la ciudad aseguran que había llegado el Año de Hidalgo para los grandes personajes de la alcaldía: Alejandro López Tenorio, director de Servicios Urbanos, y Salvador Santiago Salazar, director general de Gobierno, quien opera en la delegación desde tiempos de Dolores Padierna.
Solicité a Paola Aceves una versión sobre su renuncia. No quiso opinar. En el gobierno de la ciudad dicen que la gestión de Núñez fracasó. Desde ahí ven la llegada de Padierna como una nueva época de oro del ambulantaje.
Los índices delictivos de la alcaldía son, mientras tanto, un escándalo, y a la funcionaria que contra todo estaba empeñada en contenerlos la ataron de manos hasta provocar su renuncia.
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