En Rayados de Monterrey habrá cambios pronto; muy necesarios, porque se les han salido de las manos demasiados temas. En lo deportivo es un caos, una vergüenza el rendimiento de futbolistas y cuerpo técnico. Nada más invierten en ellos poco más de 1.5 millones de dólares mensuales en salarios. Femsa es una empresa ganadora, exitosa y este tipo de inversión ha resultado un fiasco en su equipo, simple y llanamente porque no hay liderazgo en una directiva destrozada.
Así, Pedro Esquivel tendrá que tomar decisiones contundentes, quirúrgicas y —sobre todo— efectivas de manera inmediata. Hoy, la directiva del Monterrey ha permitido todo, desde jugadores soberbios, espectacularmente pagados y sin el rendimiento esperado. Pareciera que firman con Rayados y se les olvida jugar al futbol; no así con Javier Aguirre, quien siempre ha sido igual, ahí sí existió un dramático desconocimiento de los directivos regiomontanos.
Pero lo que deben parar de inmediato son las manifestaciones de violencia de “pandilleros” disfrazados de aficionados. Desde el Mundial de Clubes vienen recibiendo amenazas, mantas con mensajes violentos, y ahora hasta exigen a los futbolistas dar explicaciones banqueteras al salir de El Barrial, su centro de entrenamiento.
No se puede tolerar esto. Hoy exigen explicaciones y ponen huevos en el cofre del automóvil de Rodolfo Pizarro, o lanzan gritos contra Rogelio Funes Mori, pero —de no detener esto de inmediato— puede crecer hasta convertirse el día de mañana en una tragedia.