Muy desafortunada la manera como perciben en el interior del América la crisis que vive. No ganan desde el 23 de octubre, cuando lo hicieron contra Tigres en el Azteca; sí, desde esa noche en la que el sonido local no quiso nombrar a Miguel Herrera. En este periodo, han jugado siete partidos, incluidas las humillantes derrotas en eliminatorias directas (final de Concacaf contra Monterrey y Liguilla ante Pumas).
La autocrítica no existe, como lo demostró el auxiliar de Santiago Solari al término de los partidos contra Puebla y Atlas. “Es un mito que al América le ayude el arbitraje, fuimos fuertemente afectados”, palabras tras el empate contra La Franja, y en el Azteca estuvo peor: “Están haciendo un drama donde no existe”. Ese es el verdadero problema, que están seguros que no pasa nada, que las críticas son por “mala leche” o consigna.
Es por eso que mandan callar a periodistas, que ocultan al presidente ante la opinión pública, a un entrenador que sólo habla con quien le conviene. Sin contar a Diego Valdés y Jonathan dos Santos, justificados como futbolistas, a este equipo han llegado jugadores de poca categoría y, en la mayoría de las ocasiones, muy tarde.
El pretexto del presupuesto, de una crisis económica, siempre va de la mano para justificar la inoperancia, la mala gestión y la falta de liderazgo que tiene este equipo desde la cabeza. Han españolizado al club desde las fuerzas básicas, lugar en el que han sido incapaces de trascender desde la salida de Alfredo Tena, y en el que están muy lejanos a la fabricación de futbolistas que puedan subir al primer equipo y evitar la llegada de gente como Sergio Díaz, Santiago Cáseres, Fernando González y Alonso Escoboza, además no mantener a gente como Haret Ortega, quien ya llegó a Selección.
Papelones como despedir públicamente a Renato Ibarra por lo sucedido con su pareja en aquella noche donde un juez tipificó como Tentativa de Feminicidio lo sucedido; y como ya no tuvieron la capacidad de colocarlo, entonces a fabricar una historia de reencuentro familiar en pleno Estadio Aztcea, para así justificarlo.
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En esa historia, nadie explicó que el jugador fue perdonado por la mujer agredida, quien retiró los cargos, no por el juez. O el gran comunicado al ser eliminados por Pumas, en el que aseguraron que en tres semanas habría noticias y una alta valoración de lo que se vivió la temporada pasada. Ya están en la J3 del siguiente torneo y aún no explican nada.
Y parece que nadie se atreve a incluir en las críticas a Santiago Solari, el entrenador que —por más buena presencia que tenga y buen discurso— no ha entendido la Liga MX, viviendo tres estrepitosos fracasos e iniciando este torneo con muchísimas dudas. En esta racha negativa, el América ha anotado solamente tres goles en siete partidos. Un equipo grande que hoy está mostrando ser chiquito, muy chiquito. Pero drama, lo hacen los periodistas... Así las cosas en la nula autocrítica.
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