Hace un par de días, comenzó a circular en redes sociales un supuesto comunicado del América en el que anunciaba la salida del presidente deportivo del equipo. Por supuesto que era fake, pero basta con observar las muchas respuestas que tuvo esta publicación en contra de este directivo, para darse cuenta de que una buena parte del americanismo no está de acuerdo con la manera en que ha manejado al equipo.
Y aunque pareciera que no le interesa, este personaje vive momentos complicados, debido a la incapacidad para gestionar, planear y ejecutar desde su posición en uno de los clubes más importantes de México, algo que parecen no entender, porque quieren administrarlo como si se tratara de una institución de menor jerarquía o hasta de la Liga de Expansión. El América sigue en entrenamientos después de la eliminación, vergonzosa eliminación, a manos de los Pumas, pero del lado directivo no se ve un movimiento que pueda dar algo de esperanza a esa golpeada afición, que continúa con manifestaciones de repudio.
Hoy no se habla de refuerzos de peso que estén ya contratados para el siguiente torneo, hoy no se habla de un golpe de autoridad con el que alivien la frustración. No. De lo que se habla en el entorno americanista es de la disculpa sin firma que publicó la directiva y en la que hablan de una evaluación que se dará en tres semanas. Hoy se habla del ridículo que van a hacer si se confirma el canje con el
Guadalajara de
Sebastián Córdova por
Uriel Antuna; hoy se habla de que se complican las cosas para traer como refuerzo a
Raúl Ruidíaz, hoy se habla de todo menos de cómo harán para que este club regrese más fuerte y sus aficionados no tengan que conformarse con ser el equipo que más puntos (73) hizo en el año, lo que además es ridículo.
Insisto, este
América es manejado como un equipo chico y de ahí los resultados obtenidos, de ahí el descontento y las severas críticas al trabajo que realizan desde las entrañas de un club que sigue siendo el más ganador en la historia de la
Liga MX, pero que no se comporta como tal. Hoy se pueden encontrar americanistas que les da pena decir que son americanistas y eso ya es un caso grave, porque cuando uno de tus seguidores, sí, uno se siente así de decepcionado, le debería preocupar a la institución, pero en ésta pareciera que no pasa nada, que esperarán a que vuelva a “dominar” el torneo regular y llegar a la fase final con números extraordinarios, aunque vuelva a quedar fuera en cuartos de final.
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Los días que vienen hacia el final del año serán de oscuridad; por ahí, pueden anunciar a algún refuerzo, pero la deuda que tienen va más allá de eso. Han perdido la confianza de muchos de sus aficionados, fieles seguidores han aguantado burlas por sus malas decisiones, por su pésima labor y, en un fenómeno muy común en el futbol, más el mexicano, ni siquiera les importa, porque no tienen autocrítica y pareciera que tampoco los aprietan sus superiores, por lo que siguen navegando con la bandera de un equipo histórico, pero manejándolo como uno chico, muy chico.
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