El Día Internacional de la Mujer no es solo una fecha en el calendario; es un recordatorio de las luchas históricas y los desafíos que aún quedan por enfrentar para construir un futuro más justo e inclusivo. En México, este día no solo nos recuerda a figuras emblemáticas como Sor Juana Inés de la Cruz, quien en el siglo XVII desafió los límites impuestos al conocimiento femenino, o las Soldaderas, quienes durante la Revolución Mexicana redefinieron los roles de género en la guerra y en la sociedad; también es un llamado a mirar hacia adelante, hacia un futuro lleno de posibilidades y retos, en un mundo en constante transformación.
La historia de México está profundamente entrelazada con las contribuciones de mujeres que se atrevieron a desafiar estructuras injustas; desde la conquista del derecho al voto en 1953 hasta la entrada de las primeras mujeres a carreras científicas y técnicas en las siguientes décadas, cada logro ha marcado un antes y un después en la lucha por la equidad. Sin embargo, estos avances han estado lejos de ser lineales, por ejemplo, aunque en 2019 se aprobó la paridad de género en candidaturas políticas, la violencia contra las mujeres en estos espacios sigue siendo un desafío, recordándonos que los derechos conquistados deben ser defendidos constantemente.
Por otro lado, la doble jornada que enfrentan muchas mujeres, al combinar responsabilidades laborales y domésticas, dificulta la integración de las mujeres a mercados formales y campos de investigación. Y las que lo logran enfrentan otro desafío, la brecha salarial; de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH), en 2024 la brecha salarial entre hombres y mujeres fue 35%. Y qué decir de la violencia de género, que sigue siendo una realidad cotidiana que genera profundas cicatrices en quienes la viven, generando heridas colectivas que no puede ser ignoradas.
A pesar de estas adversidades, hay razones para el optimismo, mujeres mexicanas están rompiendo techos de cristal en diversos campos. Figuras como la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, la primera presidenta de México, la Dra. Rosaura Ruiz Gutiérrez, quien es la Secretaria de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación; o Sandra Cauffman, ingeniera mexicana en la NASA, inspiran a nuevas generaciones a perseguir sueños que antes parecían imposibles.
Además, iniciativas como el programa Mujeres en Ciencia de la UNAM y las becas del CONAHCYT están abriendo camino para reducir las desigualdades en sectores tradicionalmente dominados por hombres. En el ámbito de la investigación, de acuerdo con datos del CONAHCYT, aproximadamente el 39% de los investigadores en México son mujeres, las barreras persisten, pero vamos avanzando.
Las redes sociales también han sido un aliado poderoso, colectivos feministas han encontrado en estas plataformas un espacio para visibilizar sus demandas, construir comunidades y generar el cambio. Por su parte, las reformas educativas con perspectiva de género y las políticas de equidad en las empresas son pasos en la dirección correcta hacia un cambio sistémico.
No obstante, la equidad de género no es tarea exclusiva de las mujeres, para alcanzar una sociedad más justa, se requiere la participación activa de los hombres como aliados, políticas públicas sólidas que garanticen derechos y una educación que erradique los estereotipos de género. Las empresas deben asumir su responsabilidad mediante la implementación de salarios equitativos y la creación de espacios libres de acoso, mientras que, en el ámbito familiar, la redistribución de las tareas domésticas puede convertirse en un acto revolucionario.
México no puede permitirse desaprovechar el potencial de la mitad de su población, conmemorar el 8 de marzo implica honrar a quienes nos precedieron, apoyar a quienes luchan en el presente y sembrar un camino de igualdad para las futuras generaciones. Como escribió Sor Juana Inés de la Cruz: "No estudio por saber más, sino por ignorar menos". En ese espíritu, sigamos aprendiendo, cuestionando y transformando, porque la equidad no es solo un ideal, sino una responsabilidad compartida para construir un país más fuerte, justo y próspero.