El acceso abierto a tecnologías de inteligencia artificial generativa a finales del 2022, provocó cuestionamientos que nos obligan a pensar cómo educar a niñas, niños y jóvenes para los retos que afrontarán. A pesar de que en muchos escritos se incita a las personas jóvenes a continuar sus estudios superiores en áreas relacionadas con tecnologías digitales, lo cierto es que estas herramientas ya están presentes en la mayoría de las actividades laborales y de nuestra vida cotidiana. Todas las profesiones requieren aprender a utilizarlas tanto inteligente como éticamente.
Entre las preocupaciones de los jóvenes destacan cuestiones como: poder distinguir lo real de lo que no lo es, ser sustituidos por robots, ser víctimas del uso perverso de las tecnologías y la subordinación de los humanos a las máquinas. Estas inquietudes son válidas y tienen implicaciones para la educación que las familias, las escuelas y la sociedad proporcionan a los más jóvenes. A continuación, se abordan algunas sugerencias que se presentan en términos de las principales habilidades, conocimientos y disposiciones a desarrollar.
Distinguir lo real de lo que no lo es, requiere de conocimientos sólidos; el aprendizaje con una compresión profunda resulta fundamental desde los primeros años. Lo anterior supone que no basta contentarse con aprendizajes superficiales. Fomentar la comprensión lectora, así como la persistencia en el dominio de lo que se aprende, resulta forzoso tanto para textos escritos como para otros medios. En cuanto a habilidades, es necesario desarrollar una disciplina de pensamiento que ponga en cuestión lo que se presenta y su intención, que verifique la existencia de argumentos y la lógica de los mismos, que revise la confiabilidad y seriedad de sus autores, que identifique aquello que se omite y que discrimine entre conocimiento científico, saber, creencia y opinión. Algunas disposiciones importantes son: curiosidad y deseo de aprender, habilidades para el diálogo, apertura para querer entender puntos de vista diferentes al propio, disfrutar las experiencias en el mundo físico y valorarlas.
La sustitución de ciertas actividades laborales por avances tecnológicos ha sucedido desde hace tiempo; sin embargo, la inteligencia artificial generativa nos sorprendió. Para este punto es necesario recurrir al concepto de inteligencia aumentada, que refiere a utilizar las tecnologías digitales para aquellas tareas en las que éstas son muy eficaces, liberando así al ser humano, quien se concentra en tareas de más alto nivel. Esto implica que, además de los conocimientos, habilidades y disposiciones descritas, sería fundamental conocer las capacidades y limitaciones que tienen las diversas tecnologías digitales; además, desarrollar el pensamiento estratégico que permita utilizarlas con una intencionalidad que suma lo mejor de la tecnología y del ser humano para la construcción de la sociedad que se desea. De igual manera, la comprensión en el aprendizaje es insuficiente; es preciso llegar a un nivel de conocimiento que permita discernir cuándo y por qué utilizar una u otra ruta de acción, lo que lleva a aplicar el conocimiento a situaciones de excepción, resolviendo dilemas éticos. Así mismo es fundamental cultivar aquello que es propio del ser humano como la imaginación, la creatividad, la empatía, la compasión, la tolerancia y el juicio de acuerdo a los contextos y situaciones.
Evitar el uso perverso de la tecnología y la subordinación a esta se vincula con lo dicho, pero sobre todo con la ética y con una visión amplia para analizar las consecuencias de su uso en muy largo plazo en diversas esferas y en interacciones múltiples. Para ello es indispensable desarrollar un pensamiento complejo y asumir la responsabilidad por las consecuencias que tengan nuestras acciones. El uso inteligente de las tecnologías digitales implica responder a las preguntas fundamentales para la adopción de cualquier innovación, tales como: ¿para qué se usará?, ¿quién se beneficia?, ¿quién o qué se perjudica? ¿cuáles son los efectos en el medio ambiente y en la sociedad? ¿qué alternativas existen? Importante es también aprender a valorar las creaciones humanas, la naturaleza, y todo lo que no se genera con tecnología; valorar a los seres vivos y a nuestro planeta, ayudará a la viabilidad de la vida.
Asumir todos como sociedad la responsabilidad de educar a las generaciones más jóvenes para el futuro, será fundamental para evitar aquello que tanto nos preocupa.