La llegada de la inteligencia artificial en la dinámica universitaria y profesional llegó de forma inesperada. Su presencia había estado de forma latente en nuestras vidas, sin embargo, desde el año pasado, la proliferación de plataformas de acceso público a la Inteligencia Artificial (IA) en la red ha generado un enorme revuelo en el mundo académico y profesional. Tal es este fenómeno que, a mi parecer, no nos ha dado tiempo de indagar en cuáles podrían ser los límites sanos en los que la IA pueda actuar en la enseñanza y práctica de la arquitectura.

Esta situación no es nueva en la arquitectura. Si algo cuenta la historia de la disciplina es cómo la tecnología ha transformado constantemente al quehacer arquitectónico. Sin embargo, y quizá esto nunca se había visto antes, es que la IA es una tecnología cuya base principal es emular el razonamiento y las tomas de decisión de los seres humanos y este diferenciador es lo que creo que nos produce la sensación interna del vértigo a los que nos dedicamos a la enseñanza y a la práctica de la arquitectura.

No obstante de lo anterior, me parece que, como académicos y profesionistas de la disciplina, debemos aceptar con buenos ojos la presencia de la IA. Por un lado, para el 2100 la ONU estima que habrá 10,400 millones de personas en el mundo, y si se mantiene el 56% de la población que vive en las ciudades, ¿el gremio mundial de la arquitectura tendrá las capacidades para afrontar esta problemática? Hasta ahora, las publicaciones nacionales e internacionales de arquitectura más importantes ven con buenos ojos la presencia de la IA en la arquitectura. Por una parte, la IA beneficiará a la disciplina en la reducción de costos de construcción, en el diseño arquitectónico sustentable, en la representación de renders, modelos virtuales de 3D y en la planificación urbana. Además de estos beneficios, en lo particular agregaría otras ventajas que a mi parecer subyacen en el proceso creativo.

En una mesa de discusión llevada a cabo en la IV Reunión de Decanos de las Américas celebrada en Puebla en febrero del 2024, los decanos de las escuelas de arquitectura coincidían en que la presencia de la IA en el diseño llevaría al docente a evaluar y preponderar el proceso creativo por encima del resultado. Así, más que la calidad ejecutiva del producto final, el docente evaluaría más la forma y la originalidad de la implementación de la IA en el proceso del diseño. Otro aspecto que se comentó es que la IA permitirá evaluar los diseños en ámbitos nunca vistos, como las formas de interacción que la propuesta arquitectónica mantendría a lo largo de su vida útil, al estar inmerso en la compleja relación de variables que integran, por ejemplo, los contextos de las ciudades.

Por otra parte, la multiplicidad y la alta proliferación de imágenes de arquitecturas producidas por la IA nos llevará seguramente a una nueva etapa de la llamada “estetización” y “espectacularización” de la vida y de la arquitectura que pensadores como W. Benjamin, Guy Debord y Neil Leich detectaban a mediados y finales del siglo XX. Ante esto que se avecina, la teoría, la historia y sobre todo la crítica arquitectónica tomarán una relevancia sin precedentes en el proceso del diseño arquitectónico, ya que permitirán a los estudiantes y profesionistas discernir en lo auténtico, en lo original, y la crítica por su parte, los llevará a tomar juicios que parten de una auténtica decodificación de todo aquello que la IA produce de forma algorítmica e inconsciente. Por último, la hiperrealidad de las imágenes de la IA llevará a los estudiantes y profesionistas de la arquitectura a afinar su sensibilidad para preponderar lo real sobre la realidad inexistente de la IA. Así, más que una probable enajenación de lo sensible, la IA revindicará la importancia del tiempo real, los estímulos y los fenómenos que integran a la realidad que son esenciales tomar en cuenta en el diseño.

Ante todo esto, pareciera entonces que el rol de la IA en la enseñanza y en la práctica de la arquitectura desdoblará otro tipo de relaciones y procesos creativos generados entre la tecnología y la creatividad humana. Más que una posible sustitución del ingenio humano en el diseño arquitectónico, la IA desempeñará un apoyo imprescindible para los futuros retos que la disciplina afrontará en torno a la habitabilidad del planeta.

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