¿Te imaginas este 14 de febrero discutiendo con tu pareja sobre una compra impulsiva en lugar de disfrutar de una cena romántica? La administración del dinero puede salvarte de esta situación.

Muchas veces se deja fuera de discusión el tema del dinero antes de comenzar una vida juntos, así que la forma en la que manejan las finanzas la van definiendo las circunstancias y las decisiones de momento que se van tomando conforme pasa el tiempo.

Aunque podría ser que esa forma de manejar el dinero en la pareja haya resultado muy efectiva en algunos casos, la verdad es que no siempre es así. En ocasiones, cuando no se planea la parte financiera, llega un momento en el que alguna de las dos personas no está conforme y se hace necesario un alto en el camino para repensar y definir el manejo del dinero.

Lo mejor sería que, así como juntos deciden dónde vivirán, el sillón que mejor se acomoda en su sala, o de qué color van a pintar alguna pared, también decidan juntos cómo administrarán sus recursos monetarios; tiene que ser una decisión de común acuerdo que provenga de un análisis y reflexión profundos.

No existe una sola forma de organizarse en lo que respecta al dinero, ya que cada pareja tiene un contexto y circunstancias distintos; puede ser que ambas personas trabajen o que trabaje solo una, puede ser que una gane más dinero que la otra, puede ser que trabajen desde casa o que tengan un espacio físico de trabajo en otro lado, en fin, hay muchas otras circunstancias que las pueden rodear, pero lo importante es que independientemente de esas circunstancias, el dinero se administre de la mejor manera posible.

Pero ¿cómo empezar? Una vez que analizaron su contexto tienen que identificar los ingresos y gastos totales (pueden ser mensuales o anuales) y ponerle un destino o una etiqueta al dinero; es decir, cuánto dinero es para servicios, la renta o la hipoteca, la mascota, el transporte, las vacaciones, el ahorro, etcétera. Esto servirá para saber dónde están parados e incluso puede darles una idea de si es necesario ajustar algún gasto excesivo (¿alguna vez tu pareja ha comprado una casa para acampar sin consultarte y además nunca la ha usado?). Después hay que decidir si todo el ingreso es de la pareja o si van a separar los ingresos y cada persona los maneja por separado.

Si optan por la primera opción, el proceso es más sencillo porque no es necesario hacer separaciones de ingresos o gastos; incluso el ingreso de cada persona se puede pasar a una sola cuenta y de ahí se obtiene el dinero para cubrir todos los gastos.

Si van a separar los ingresos y, por lo tanto, lo gastos, hay que decidir con qué porcentaje va a contribuir cada persona para cubrir los gastos totales. Puede ser que cada quien cubra la mitad de los gastos sin importar cuánto gana cada una; o bien, definir el pago de esos gastos en función del ingreso de cada una. Por ejemplo, si una persona gana el 40% de todo el ingreso y la otra persona gana el 60% de todo el ingreso, pueden usar esos porcentajes (aproximados) para solventar los gastos, de manera que el 40% de los gastos lo solvente quien gana menos y el 60% de los gastos los solvente quien gana más.

Estos son solo ejemplos de cómo se podrían organizar las finanzas en las parejas, pero es claro que pueden llegar a otros acuerdos, lo importante aquí es que se detone una conversación que derive en acuerdos consensuados y cómodos para ambas personas; al final, el dinero es solo un medio que les ayudará a lograr sus sueños y metas.

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