Puedes imaginarte un mundo lleno de replicantes, de seres idénticos, o peor aún, imaginarte un número de copias infinitas de un mismo ser original tan antiguo que ya nadie puede reconocerlo, donde la peculiaridad de lo individual fue eliminada con éxito por un plan maestro elaborado varios siglos atrás. Esta ha sido durante mucho tiempo la premisa de varias obras de ciencia ficción, tanto en el cine como en la literatura, y no hay nada más cercano en el mundo actual que esa premisa. Vivimos en un mundo plagado de estrictas peticiones, de un bombardeo atroz de cómo hay que vestir y cómo hay que actuar para encajar en ciertos círculos. Y no me mal entiendas, no es que las reglas sean malas o seguir patrones de moda sea condenatorio, el problema surge cuando obedecemos sin meditar. Muchas de los más siniestros actos del hombre empezaron así.

En El laberinto del fauno (Del Toro, 2006) se nos revela como solución a este problema el pensamiento crítico. Aquella habilidad humana para discernir y elegir el mejor camino a partir de analizar, evaluar y sintetizar información de manera racional al momento de validar o refutar ciertos argumentos y poder construir los nuestros. Esa es la prueba final que el Fauno le plantea a Ofelia.

El arte se vuelve fundamental para desarrollar el pensamiento crítico, pues a través del él logramos que los estudiantes aprendan a interpretar significados, a que desarrollen habilidades como la escucha activa y la observación analítica. La enseñanza de las artes en edad temprana actúa como una actividad transdisciplinar que permite al alumno conectar variables de disciplinas diferentes para encontrar una solución creativa a problemas que de manera lineal no podría resolver. Pero sobre todo nos ayuda a trabajar con la empatía y la metacognición, pues al acercarlos al arte, trabajan con emociones profundas y aprenden a gestionarlas de mejor manera, entendiendo al mundo como parte de la otredad. Del mismo modo cuando nuestros estudiantes experimentan el proceso artístico se dan cuenta que necesitan de una reflexión constante al momento de tomar decisiones creativas. Este tipo de metacognición, o pensar sobre el propio pensamiento, es parte fundamental del pensamiento crítico, que ayuda a nuestros estudiantes a volverse conscientes de sus propios procesos mentales y a mejorarlos de manera activa.

En la Prepa Tec Campus Puebla tenemos muy claro el potencial que pueden desarrollar los estudiantes gracias al aprendizaje artístico, por ello desarrollamos la inteligencia social por medio del taller de teatro en la materia de Comunicación y Arte. Aquí, aprenden a identificar problemáticas sociales y a colaborar en equipo para proponer soluciones, al mismo tiempo que fortalecen sus emociones y aprenden a gestionarlas y manejarlas. De forma anual, se lleva a cabo la muestra local y nacional de Discursos Persuasivos cuyo objetivo lleva al estudiantado a crear un discurso que motive a la audiencia a transformar las condiciones de su comunidad, a mejorar la vida de las personas o a reconocer el valor cultural de su país.

Por otro lado, en la materia de Interpretación Artística y Literaria desarrollan la escucha activa, la observación analítica, aprenden a identificar estilos dentro de los diferentes movimientos artísticos y ponen en práctica sus habilidades intelectuales y kinestésicas para la elaboración de sus propias obras de arte. Esto les permite complejizar su pensamiento profundo, haciendo uso del pensamiento crítico, pero sobre todo aprenden a desarrollar una visión y una postura personal que haga frente al mundo que lo rodea. Durante toda su preparatoria y como parte de las materias de Español y Literatura, nuestro estudiantado desarrolla la competencia artística donde valora y produce manifestaciones de esta índole como medio de expresión, partir de un contexto sociocultural. Aquí se destaca el trabajo que diferentes estudiantes han realizado durante los últimos dos años en el taller de Sensibilización Poética con Ethel Krauze, permitiendo desarrollar sus talentos en la creación y apreciación artística.

El arte es indispensable para el desarrollo humano, sin importar a lo que nos queramos dedicar, porque el arte nos vincula con nuestro interior, nos incita al pensamiento crítico y eso nos vuelve únicos, pues desarrollamos formas particulares de pensar y de complejizar el mundo a partir de nuestra mirada.

Para concluir, me gustaría recuperar la reflexión de John Keating en La sociedad de los poetas muertos: “Medicina, leyes, negocios, ingeniería, esas son nobles metas y necesarias para mantener la vida. Pero la poesía, belleza, romance, amor, esas son por las que vivimos” (Weir, 1989). Y así como el profesor Keating con su grito de batalla Carpe Diem incitaba a sus alumnos a vivir y disfrutar de la vida aprovechando cada momento y reflexionándolo con sabiduría, yo los invito a ser valientes al pensar y revalorar la enseñanza de las artes en nuestros jóvenes, pues sólo así podemos cambiar el mañana, hoy.

Referencias:

  • Del Toro, G. (Director). (2006). El laberinto del fauno [Film]. Telecinco Cinema; El Deseo; Picturehouse.
  • Weir, P. (Director). (1989). Dead Poets Society [Film]. Touchstone Pictures.
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