Desde niña configuré un erotismo amoroso con el ser maestra, al punto de formarme en la Escuela Normal Superior de Ibagué (ENSI) -Colombia- y migrar a la capital en busca de un cupo para estudiar Educación Especial. Pero ¿de dónde surgió dicho erotismo? Respondería hoy como educadora popular que un posible sentido está ombligado a mí precoz conciencia crítica, en otras palabras, al ser niña de un sector popular la escuela junto a su propuesta educativa neoliberal y racista siempre me recordaron que no podía actuar ante la realidad, en su lugar, debía aprender a desear otros mundos del Norte mientras desprecia el propio. Así las cosas, decidí habitar el campo educativo al descubrir junto a Paulo Freire (2017) que, si bien la educación no puede con todo, sí con algo.
Y ese algo nombrado por Freire tiene que ver con lo luchado hoy en México frente a la propuesta de una Nueva Escuela Mexicana, particularmente, al intentar desde la Secretaria de Educación Pública (SEP) “actualizar” al magisterio y formar a los niños, niñas y jóvenes mediante libros de texto constituidos con base en algunos elementos del pensamiento crítico latinoamericano. Lo anterior, ha reavivado en las elites su estrategia dominante de presentar lo ideológico como un peligro al ser exclusivo de las “izquierdas” -entendidas como masa amorfa- o “los comunistas”, existiendo una sola salida: retornar a la ficticia escuela neutral y despolitizada de las derechas, sin sesgos ni errores, lo cual, es completamente falso.
De esta manera, me pregunto como maestra ¿Por qué incomodan los libros de texto SEP 2023-2024 a las elites y organizaciones de la sociedad civil abiertamente conservadoras? Pues el uso conveniente del slogan “el futuro de la niñez está en juego”, es intencional en su pretensión de dominar las emociones políticas, sin embargo, nada hacen contra el cambio climático, el hambre, la sobreexplotación laboral de menores o su desaparición forzada. También, llama la atención su exigencia beligerante sobre la presencia de expertos en pedagogía, didáctica o educación para “revisar los libros de texto”, aun cuando, son sistemáticos sus ataques al magisterio e insisten en prácticas de borramiento a plurales modos de educar entretejidos por pueblos originarios, afromexicanos o de base popular. ¿Qué seguirá?
Por otro lado, revisé los libros de texto para primer grado en su totalidad, encontrando los siguientes nodos problemáticos en clave del riesgo que tiene esencializar las identidades y despolitizar luchas históricas:
Para concluir, subrayo el apoyo a proyectos educativos que impliquen comprender cómo opera el poder y crear colectivamente resistencias. No obstante, se requiere -dirían las travestis colombianas- un trabajo arácnido en búsqueda de fortalecer las articulaciones organizativas de base más allá de lo identitario.
Referencias bibliográficas
Freire, P. (2017). Política y educación. Ciudad de México: Siglo XXI.