En un mundo donde la educación debería ser la herramienta para liberar el potencial de las personas, gran parte de México aún enfrenta el desafío de superar lo que Samuel Ramos llamó “sentimiento de inferioridad”.

Pero, ¿a qué se debe esto? Seguramente hay muchas respuestas; sin embargo, en primera instancia, podría deberse a la adopción acrítica de modelos educativos extranjeros, que no siempre se adaptan a las necesidades y contextos locales. El primer ejemplo que salta a la vista, es el saliente modelo educativo basado en competencias, que hoy, está por contrarrestarse con la Nueva Escuela Mexicana (NEM).

Tras la aplicación de distintos modelos educativos y, a 90 años de la primera edición de “El perfil del hombre y la cultura en México”, es inverosímil entender cómo las tesis de Ramos en el capítulo “La educación y el sentimiento de inferioridad” siguen vigentes, aunque debería ser anacrónico.

Por tanto, releer cómo era vista la educación entre los años treinta y cincuenta del siglo pasado, me hace reflexionar que, sin duda, hay elementos para pensar que los Modelos Educativos que ha tenido nuestro país no sólo han sido víctimas de la imitación de otros modelos, sino también de la profunda corrupción que permanece.

En este sentido, parecería que la NEM retomará la sugerencia de Ramos: “(…) la educación en todos sus grados —desde la escuela primaria hasta la Universidad— debe orientarse hacia (…) el conocimiento de México” (1934/2015, p. 114). Pues, de alguna manera, invita al mexicano a continuar con su proceso de identidad para que, a la postre, pueda exaltar la grandeza de su nación sintiéndose orgulloso de ella.

Lo cierto es que, a pesar de los esfuerzos, no será una tarea sencilla sacar de nuestras aulas y hogares la alienación cultural que impide el desarrollo de una identidad nacional sólida y auténtica. Pero sí sumará en la construcción y comprensión de esta.

En segunda instancia, retomando la pregunta inicial, también podría deberse a la brecha de desigualdad que existe en nuestro país. De acuerdo con los últimos datos del Banco Mundial (2022), México tiene un Índice de Gini de 43.5, lo que nos sitúa en el bloque de los países con mayor desigualdad del mundo. Una desigualdad que, por supuesto, explica las brechas sociales, procura el individualismo y promueve injusticias ante el inminente ingreso de las y los jóvenes al mundo laboral.

Pese a esto, ¿cuál es el sentido particular de integrar indicadores para entender el sentimiento de inferioridad? Ampliar las perspectivas para identificar que el capitalismo nos está situando y señalando a nivel global; lo que repercute en la inminente comparación del ingreso promedio de la población mexicana respecto a la de otros mexicanos, y por supuesto, a la de otras poblaciones del mundo. O, en otras palabras, a la normalización del dejo de inferioridad que explicita el poder adquisitivo.

Si bien, la inferioridad de la que habla Ramos no hace referencia directa a lo económico, cruzar su crítica a la educación en el contexto actual, nos invita a no hacer ajeno que hemos tenido que transitar un camino lleno de obstáculos históricos, sociales, económicos, políticos y hasta psicológicos que han permeado en la construcción de nuestra identidad y, por ende, en la comprensión y aceptación de nuestra cultura.

No obstante, podríamos empezar a identificar, aunque sea mínimamente, aquellos desdenes que nos han impedido ser autocríticos. Identificar, por ejemplo, que la inferioridad podría ser un mal hábito causado por la no aceptación de lo nuestro, por la incomprensión del crisol de saberes originarios y sincréticos, por el no aprendizaje de los éxitos y tragedias presentes en nuestra historia y por la indolencia que nos ha dejado el conformismo.

Sintámonos invitados a transformar la inferioridad descrita en estos malos hábitos para resignificar y apreciar aquello que creemos ajeno. Así, con la confianza plena en las capacidades y la historia que nos identifican como mexicanos, estas líneas cierran con el optimismo del país que seguimos construyendo, pero, sobre todo, con la esperanza de hacernos parte en la evidente aceptación y promoción de la grandeza de nuestro México.


eReferencias

Banco Mundial. (2022). Gini index (World Bank estimate) - Mexico.

Ramos, S. (1934/2015). El perfil del hombre y la cultura en México (E. Moreno, Ed.). Siglo XXI Editores.

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