Durante la última semana de agosto más de un millón 600 mil estudiantes de educación básica en Puebla y poco más de 23 millones en el país, regresaron a las aulas para iniciar el ciclo escolar 2024-2025. El primer día de clases es un caleidoscopio de significados, emociones y acciones entrelazadas y diferentes para cada uno de los involucrados en este acontecimiento.

Pensemos en la niñez que asiste por primera vez a clases. Para algunos puede ser traumático, pues representa dejar por unas horas su círculo social primario, la familia. Para otros, puede resultar un día feliz, pues estar fuera de casa es un asunto superado, y la escuela la significan como un espacio de encuentro y juego, incluso su lugar seguro, cuando el hogar no es tal.

Para quienes se encargan de la crianza y cuidado de la niñez, el primer día de clases es un momento crucial que marca fines y principios. Es el fin de una serie de gastos en útiles, uniformes y cuotas escolares, a menudo cuestionadas en el contexto de la gratuidad de la educación en nuestro país. En medio de la inflación, el desempleo y trabajos insuficientemente remunerados, los adultos a cargo hacen malabares para adquirir y cumplir con todo lo requerido para el esperado inicio de clases. También concluye un ciclo de planeación sobre quién cuidará y qué harán los niños y las niñas durante las vacaciones, mientras los adultos trabajan. En cuanto a los principios, para los papás y mamás primerizos, el primer día de clases puede ser especialmente significativo y desafiante. La preocupación por cómo se adaptarán lo niños al nuevo entorno, si harán amigos y si estarán bien cuidados, son pensamientos comunes. Este día está lleno de rituales que buscan aliviar estas inquietudes, como acompañar a los pequeños hasta el aula, revisar la mochila una vez más y decir adiós con un abrazo. En cambio, para los papás más experimentados, el primer día de clases puede ser un alivio, pues ya confían en la continuidad del proceso formativo de sus hijos, en la seguridad que ofrece la escuela y en el cuidado y profesionalismo del profesorado.

Para el profesorado, el primer día de clases representa el inicio de un nuevo ciclo lleno de promesas y desafíos. Es un momento para establecer el tono del año escolar, construir relaciones con los estudiantes y crear un ambiente de aprendizaje positivo. La preparación para este día implica mucho más que la organización del aula y la sobrevivencia del primer encuentro. Previo al inicio del ciclo escolar, el profesorado planifica actividades, diseña estrategias de enseñanza y establece expectativas claras para su estudiantado. También se reúne con sus colegas para conversar y acordar sobre el proyecto escolar y preparar sus materiales para comenzar las actividades. Hacer estas actividades no siembre es sencillo, pues estas y otras tareas están fuertemente vinculadas y muchas veces supeditadas a las condiciones materiales, de infraestructura y de talento humano de las escuelas. No es un secreto que muchas instituciones públicas de educación básica en México operan en condiciones materiales y de infraestructura precarias, y que aún está pendiente la revalorización de la profesión docente, a través de mejoras en las condiciones laborales y de formación.

En este entramado del primer día de clases queda claro que la escuela es fundamental. Las instituciones educativas no solo deben ofrecer entornos seguros, contenidos relevantes y actividades atractivas, sino también ser conscientes de las diversas emociones y necesidades de todos los involucrados, especialmente de la niñez. En este sentido, el éxito del primer día de clases y del ciclo escolar depende en gran medida de la capacidad de las autoridades educativas y profesorado para para integrar y apoyar al estudiantado y sus familias en su trayectoria escolar, creando experiencias positivas y enriquecedoras que marquen el inicio y la continuidad de un año escolar productivo y memorable.

Tomemos pues, el primer día de clases como un pretexto para analizar y reflexionar sobre la relevancia de este momento para la niñez, el involucramiento de los padres y madres de familia en el proceso formativo de sus hijos, las prácticas docentes y sus mejoras, así como las condiciones en que operan las escuelas, principalmente las que pertenecen al sistema público. El llamado es visualizar y cuestionar lo que está detrás de la educación, detrás del primer día de clases. ¿Y a ti, cómo te fue en el primer encuentro o regreso a la escuela?

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