¿Podemos encontrar espacios para revisar y dialogar nuestras percepciones?
Decolonizar nuestra percepción para ubicar el lugar desde el cual solemos interpretar el mundo, puede ser un elemento clave para tomar decisiones sobre las acciones que llevamos a cabo en nuestra vida. Primero ubiquemos que todas las opciones que se nos presentan, son mayormente solo eso, opciones, pero las cuales han sido otros quienes han decidido previamente por nosotros, es decir que nuestra elección se basa ya de entrada en un número definido de posibilidades enmarcadas desde la construcción de realidades que han sido históricamente soportadas por las lógicas hegemónicas que han perfeccionado una serie de procesos de dominio perceptual centrados en el conocimiento cada vez más preciso de nuestras emotividades y de los procesos físico químicos para capturar y dominar nuestro interés.
Particularmente una estrategia importante en ese sentido es la búsqueda a toda costa de que gocemos estéticamente hasta de nuestra propia destrucción, y cuando digo destrucción, me refiero al propio aislamiento enajenante mediado por el deseo de conseguir algo en la lógica del consumismo voraz del mercado que nos impone desear y seguir deseando sistémicamente, así nos abandonamos a la urgencia de rendimiento y la auto explotación que Byun Chul Han ha referido. En esta lógica, para poder adquirir eso que se nos dijo que debemos desear y comprar, se imponen para muchos el sentido mismo de su existencia, donde la meta no es la propia consciencia, sino la aceptada, es decir la meta diseñada previamente. Sin darnos cuenta nos alejamos de los lazos solidarios y comunitarios, anteponemos un bien personal porque nada ni nadie nos ha dado la oportunidad de percibir la otredad y nuestra complementariedad para subsistir como especie y multiespecies. Esto es muy visible cuando observamos comportamientos de confrontación social constante o depredación del medio, prácticas que reflejan muchas patologías sociales de las que nadie se hace responsable.
Esto anterior refleja nuestra ausencia participativa en la creación de los medios para garantizar las reglas bajo las cuales debiéramos operar comunitariamente, hemos cedido ese poder ciudadano y el sistema de consumismo se regodea al crear las dinámicas que segregan y atomizan la potencia colectiva. De esta forma nuestra percepción ha sido construida y alienada, nuestras consciencias han sido colonizadas, y ante ello nuestro poder de decisión responde a un dominio mercantilista que limita nuestra posibilidad crítica apropiándose estratégicamente de nuestra espiritualidad y estableciendo un dominio espiritual donde sigue siendo más significativo el tener, que el ser, que el convivir y corresponsabilizarse por una/o y por el otro, por lo otro. Vivimos en una época confusa donde las expresiones de libertad y revolución han sido apropiadas anárquicamente por los intereses hegemónicos como recursos narrativos y técnicos para seducir nuestra percepción y opacar nuestra posición crítica.
Ahora bien, una primera pregunta que debiéramos hacernos es, ¿dónde como ciudadanos, podemos encontrar espacios para revisar y dialogar nuestras percepciones?, parece una situación extraña pensar en un sitio donde se pueda dialogar y reflexionar sobre cómo es que nuestra percepción puede ser seducida, influenciada o controlada. Porque si asistimos a una constante evolución tecnológica que nos entretiene y distrae, parece imposible considerar la aparición de nuevos escenarios sociales en los cuales podamos críticamente adquirir fortalezas colectivas para decolonizar nuestras percepciones y así abrir horizontes de posibilidad y cuidado colectivo.
Termina siendo profundamente estratégico en este sentido decolonizar críticamente nuestro pensamiento dando este tipo de batallas culturales en y por la percepción, ya que son estas batallas las que debieran traducirse en contranarrativas a lo hegemónico, lo que facilitaría que como sociedad pudiéramos desenmascarar todas aquellas narrativas unidireccionales que pretenden uniformizar la realidad. Debido a lo planteado, la pregunta clave para abrir la comprensión propia y ajena de como estas narrativas operan en nuestra vida, sería preguntarnos, ¿cómo es que decidimos aquello que decidimos?
Darnos la oportunidad de respondernos esta pregunta, posibilitará nuestra posición crítica para decidir seguir las narrativas impuestas o abrir la puerta a narrativas creativas y libres como posibilidades de dignificación de la sensibilidad individual y comunitaria.