El día llegó. La crónica de una muerte anunciada de los organismos constitucionalmente autónomos está -al momento de cerrar este texto- por consumarse con la publicación en el Diario Oficial de la Federación de la reforma constitucional en materia de simplificación orgánica. Salvo el Instituto Federal de Telecomunicaciones y la Comisión Federal de Competencia Económica, que por motivos del Tratado de Libre Comercio tendrán que tener un nivel mínimo de autonomía, aunque sea en papel, los demás órganos e instituciones objeto de la reforma desaparecerán, entre ellos, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI). Aquí es donde me quiero detener.

Con la extinción del INAI se cierra una etapa de la vida democrática de nuestro país, resultado de una lucha por el derecho a la información impulsada desde la sociedad civil, la academia y el periodismo. Una etapa que inició con la alternancia en el poder político a nivel federal y el trabajo realizado por el Grupo Oaxaca que dio como resultado la primera Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información y la creación del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI); que se consolidó con dos Reformas Constitucionales, la primera en 2007, para elevar a rango constitucional el derecho de acceso a la información y permitir un marco legal e institucional a nivel país, y la segunda en 2014, para dotar mayores contenidos y parámetros, a partir de la cual se generó una Ley General de Transparencia, para plantear un piso mínimo normativo, y se dotó de mayores facultades al órgano garante transformándose el IFAI en INAI.

La lucha por el acceso a la información se ha dado no sólo a nivel federal, sino también desde lo local a nivel estatal y municipal, donde las resistencias no han sido menores. Por ejemplo, en Puebla, académicos, periodistas e integrantes de la sociedad civil, muchas veces en alianza, han acompañado procesos legislativos, como la reforma a la ley de transparencia en 2011 como parte del movimiento Actívate x Puebla o la designación de los integrantes tanto de la extinta Comisión para el Acceso a la Información Pública como del Instituto de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales del Estado de Puebla.

A lo largo de estos años, también se han realizado trabajos académicos y periodísticos con base en solicitudes de información sobre temas de interés público. Menciono tres como ejemplo que realizamos en su momento en el Observatorio Con los Ojos Abiertos de la IBERO Puebla en torno al patrimonio cultural de Puebla:

  1. La falta de aval del INAH para la demolición de la Casa del Torno, una casona del XVI, para la construcción de una de las bases del proyecto original del teleférico.
  2. El inexistente permiso de “prefactibilidad” también por parte del INAH para las obras del distribuidor vial Cholula. (https://bit.ly/4fa0FIM
  3. La falta de título y cédula de un coordinador del INAH que supervisó el distribuidor Cholula (https://bit.ly/3OTYUVk

El acceso a la información ha supuesto un campo de batalla entre sociedad y poder. Describe Ricardo Raphael en su libro Periodismo Urgente: Manual de investigación 3.0 -por cierto, editado por el INAI- esta batalla como Esparta contra Troya:

"Burócratas y políticos consideran las solicitudes de información como enormes caballos de madera que los periodistas hacen construir para penetrar las murallas de su ciudad. La diferencia con aquella historia de la literatura universal es que los troyanos contemporáneos ya han leído el libro; temen, por tanto –con argumento– lo que puede ocurrirles después de cada concesión. ​Cada pieza relevante de información obtenida por un periodista es valorada como una derrota para el funcionario, y en sentido inverso, cada negativa del funcionario es percibida como el triunfo de un gobierno oscuro y autoritario​. Observamos el acceso a la información como un campo de batalla simbólico donde la información pública es el rey dentro del tablero de ajedrez".

Hoy nos adentramos a una nueva etapa del derecho a la información en nuestro país. Es cierto que lo que teníamos no era perfecto, pero es lo que logramos construir. Vendrán nuevos tiempos y nuevas dinámicas, donde el acompañamiento y observancia de la academia, la sociedad civil, el periodismo y sobre todo la ciudadanía, será fundamental. El tablero de ajedrez se prepara para una nueva partida, ¿qué resultado tendrá? El tiempo lo dirá. Sin información, no hay democracia posible

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