Hace unos días, el Inegi y el INE presentaron los resultados de la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (2020). La encuesta busca medir las actitudes de los y las mexicanas hacia el poder político, así como nuestro sentido de pertenencia a la comunidad política. Los medios de comunicación que reportaron los resultados resaltaron dos datos: que 40% de la población está (muy o algo) de acuerdo en tener un gobierno encabezado por militares y que 77% de la población cree que México necesita un gobierno encabezado por un líder político fuerte.
Estos datos son preocupantes, especialmente ante el acelerado avance del militarismo en México. Si bien este fenómeno no es nuevo, la asignación de funciones que le ha dado López Obrador a las Fuerzas Armadas no tiene precedentes. Los militares en México hoy no sólo realizan tareas de seguridad exterior, como dicta la Constitución, y de seguridad pública, como hicieron indebidamente en sexenios pasados; también llevan a cabo múltiples tareas de gobierno que nada tienen que ver con su vocación. Desde prestar servicios de salud, hasta distribuir libros de texto, pasando por administrar programas sociales o construir infraestructura civil, el ámbito de actuación del Ejército se ensancha a pesar de la Constitución y de sus malos resultados en las tareas de origen. Este gobierno les ha además dotado de autonomía presupuestal, debilitando aun más los controles civiles sobre las fuerzas armadas. En este contexto, en el que un gobierno encabezado por militares ya no parece descabellado, no es menor que 40% de la población se pronuncie a favor de un régimen militar.
Las respuestas en ese tema no varían entre hombres y mujeres. En cambio, hay diferencias significativas por edad. Entre la población de 18 y 19 años, por ejemplo, 50.8% está de acuerdo o muy de acuerdo en un gobierno encabezado por militares. Mientras que este porcentaje baja a 38% entre la población 30 años o más. Este dato coincide con lo que sucede en otros países en los que las poblaciones más jóvenes se muestran indiferentes a la forma de gobierno o abiertamente a favor de formas menos democráticas de ejercicio del poder. Es posible que esta preferencia -o indiferencia- tenga que ver con un rechazo hacia el sistema político y sus partidos que ofrecen poco en términos de bienestar o quizás se explique por el hecho de no haber vivido las dictaduras militares del continente pero sí crecido con la propaganda militar.
Lo que menos medios señalaron, sin embargo, es que 57.7% de las personas encuestadas, dijo estar en desacuerdo o muy en desacuerdo con un gobierno encabezado por militares. Es decir, a pesar de todo, casi 60% de las personas hoy rechazan esa forma de gobierno. Más aun, 89% de los/las mexicanos(as) afirmó estar de acuerdo o muy de acuerdo en que para gobernar a un país se necesita “un gobierno en donde todos participen en la toma de decisiones” y casi 90% está de acuerdo o muy de acuerdo en que se necesita un gobierno encabezado por expertos (en economía, salud, entre otros temas) que tomen decisiones. Por último, 65% considera que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno.
En otras palabras, a pesar del discurso y actuar gubernamental, a pesar de la baja confianza en las instituciones democráticas, del clientelismo que perdura y de las enormes desigualdades que existen en el país, una mayoría de personas aun piensa que se necesita un gobierno participativo y decisiones políticas basadas en evidencia. ¿Alcanzará este porcentaje para defender los compromisos constitucionales y republicanos que tenemos como país? Urge en México una izquierda dispuesta a defender el carácter civil del gobierno y exigir la desmilitarización en el país.
Profesora investigadora del CIDE.
@cataperezcorrea