Andrea Chávez había ido demasiado lejos. Su campaña anticipada era muy notoria: anuncios espectaculares, inversión en redes sociales, las unidades médicas móviles con su nombre y su rostro.
Era tan flagrantemente ilegal que desde el INE mandaron un mensaje amistoso a Adán Augusto López, el jefe del grupo político del que la senadora Chávez es una de las figuras más influyentes, poderosas y visibles. Según me revelaron fuentes confiables, desde el INE le sugirieron a Adán Augusto que por favor Andrea le bajara a su campaña, porque de otra forma, para ellos iba a ser imposible evitar negarle el registro como candidata a gobernadora de Chihuahua cuando la impugnaran por actos anticipados de campaña (la gubernatura se renueva hasta 2027) y rebase de topes de gasto de campaña (se calculó que nada más las unidades médicas costaron más de 200 millones de pesos). Esa misma sugerencia hicieron al coordinador de los senadores de Morena algunos de los personajes más cercanos de su entorno. Pero Adán Augusto no escuchó y Andrea Chávez no dio ni un paso atrás en su promoción personal.
El asunto reventó. Hace un par de semanas, Latinus documentó los gastos millonarios de campaña financiados por un contratista de Morena, cercanísimo a Adán Augusto. Casi de inmediato, en una mesa de debate en el noticiario de Azucena Uresti en Radio Fórmula, la joven senadora morenista aceptó descaradamente que las carísimas unidades médicas móviles sí eran de ella y que las financiaba el empresariado. Delito electoral confeso.
El asunto fue creciendo y brindó a la presidenta Sheinbaum la oportunidad de dar un manotazo sobre la mesa contra Adán Augusto López, un personaje que llevaba los seis meses de su gobierno disputándole el poder, jugando a las venciditas con ella. El martes, a pregunta expresa sobre el caso Andrea Chávez, la presidenta anunció que mandaría una carta a Morena para pedir que no se permitan actos anticipados de campaña y se regule internamente.
Fue un golpe letal a las aspiraciones de Andrea Chávez a la gubernatura de Chihuahua en el 2027 (será difícil que sea candidata, considerando que tanto ella como la presidenta de México aceptaron públicamente los actos anticipados de campaña). Y fue un duro “estate-quieto” al poderoso coordinador de Morena en el Senado, Adán Augusto López.
Se ve que ninguno de los dos era tan popular dentro del movimiento. Basta revisar el editorial de La Jornada, el periódico favorito del régimen: “Un aire fresco entró por las ventanas de Palacio y probó que la que manda, manda”. Hace apenas cuatro meses, la presidenta desdeñaba a quienes le pedían un manotazo en la mesa, una muestra de poder. Dijo la mañanera del 3 de diciembre de 2024: “También hay otros comentócratas, les llamo yo, conductores, que dicen que Sheinbaum tiene que dar un golpe, poner la mano dura porque Adán Augusto, Monreal, Andrés Manuel López Beltrán están complotando… ¿Saben qué hay en el fondo? Un machismo tremendo”. Parece que la presidenta ya descubrió el útil poder de los manotazos, de los golpes, de la mano dura.
El episodio le puede dejar muy buenos aprendizajes a la senadora Andrea Chávez. Tuvo demasiado poder demasiado pronto. Sus desplantes, excesos y declaraciones de calumnia fácil terminaron por hundirla. Y eso lo están festejando —qué paradoja— en Morena. Pero en política nada es para siempre. Tiene la edad y las características para seguir siendo una figura visible y votable de Morena.
Claro, falta ver si responde Adán Augusto a la presidenta, y en qué términos.
SACIAMORBOS. ¿Necesita dar otro manotazo? Ahí está el expediente Ceremonia que apunta al círculo de amigos íntimos de Andy.