Otra vez el encargado de lidiar con la pandemia, Hugo López-Gatell, lo volvió a hacer. Al declarar que vacunar a un menor de edad significaría quitarle una vacuna a una persona con mayor riesgo ante el Covid-19 se contradijo y dejó ver lo débiles que son sus argumentos para sustentar el plan de vacunación en México. Dejó ver que lo suyo es rebuscar argumentos con tal de darle gusto a la única persona con la cual le interesa quedar bien: el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Primero porque ese mismo argumento de que vacunar a un menor le quita la oportunidad de vacunarse a una persona de mayor riesgo aplica también si pensamos en alguien de 30 o 35 años, pero a ellos ya se les está vacunando.
Lo mejor sería entonces vacunar primero a la población vulnerable sin importar su edad. Pero el primero en violar este principio fue el gobierno actual cuando decidieron que antes de acabar de vacunar al personal médico mejor vacunaban a los profesores en Campeche cuando el estado estaba en semáforo verde epidemiológico. Pero claro, como en Campeche había elecciones y su candidata Layda Sansores iba abajo en las preferencias, decidieron encontrar una excusa para llevar vacunas al estado previo a las elecciones del 6 de junio.
El subsecretario presumió desde junio que Pfizer estaba aprobada por la Cofepris para vacunar a menores desde los 12 años contra el coronavirus. El 24 de junio publicó un tuit en el que escribió: “Con gusto informo que @COFEPRIS ha autorizado la ampliación de la indicación de la vacuna Pfizer para mayores de 12 años; es la primera vacuna contra #COVID19 autorizada para adolescentes en nuestro país. Es una noticia que permitirá seguir protegiendo al pueblo de México.”
¿Qué cambió del 24 de junio a ayer como para que López-Gatell declarara que vacunar a menores de edad es quitarle vacunas a población en mayor riesgo? ¿Será la postura del presidente López Obrador en el tema? El presidente siente que vacunar a menores es caer en la trampa de las farmacéuticas. Así lo ha declarado esta y la semana pasada en sus conferencias mañaneras al quejarse y pedir que se abra una investigación de los padres que han ganado amparos para que se vacune a sus hijos menores de edad desde ya.
“Es un asunto de intereses. Imagínense el negocio para las farmacéuticas”, declaró el presidente López Obrador el lunes pasado. Y López-Gatell, ni tarde ni perezoso, modificó su postura y ahora siente que vacunar a los menores ya no es una buena noticia que permitirá proteger al pueblo de México, como lo escribió en twitter en junio.
En México los menores de 18 años representan el 31 por ciento de la población. Si en algún momento queremos llegar a la inmunidad de rebaño a través de la vacunación, es necesario que vacunemos a los menores. Pero hasta ahora no están contemplados en el plan de vacunación.
Es entendible que en este momento en el mundo no hay suficientes vacunas, pero entonces cómo explicar que en junio pasado México donó 400 mil vacunas COVID a Belice, Bolivia y Paraguay. Bajo la lógica de López-Gatell esas vacunas que se regalaron significó quitarles 400 mil vacunas a mexicanos en riesgo ante el Covid9. ¿Cómo es que ahí no importó desviar las vacunas a otro país, pero vacunar a menores de edad en México que, por cierto, están en más riesgo ahora que van a la escuela de forma presencial, sí importa?
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud, en dónde Hugo López-Gatell es subsecretario, tan sólo entre el 15 de agosto y 5 de septiembre los casos de niños de cero a diecinueve años que se contagiaron de Covid pasaron de 194 mil a casi 233 mil casos y los hospitalizados pasaron de 8 mil a 9 mil 864.
Pero, aun con estos datos, la lógica de López-Gatell es ignorarlos, darles la vuelta y así quedar bien con su jefe, el presidente López Obrador.
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