Ayer sucedió algo bastante inusual en el actual sexenio: en un tema de primerísima relevancia para el Ejecutivo Federal, la Suprema Corte de Justicia de la Nación se pronunció por la Constitución y en contra de Palacio Nacional.

El proyecto del ministro Juan Luis González Alcántara sobre una acción de inconstitucionalidad en contra de la transferencia del control administrativo y presupuestal de la Guardia Nacional (GN) a la Sedena, encontró, para sorpresa de muchos (yo entre ellos), ocho votos.

Con ello, el intento del presidente Andrés Manuel López Obrador de reubicar a la GN en la Sedena sin reformar la Constitución fracasó estrepitosamente. Y esto, como comentaba en este espacio la semana pasada, es importante por al menos tres razones:

1. Es un golpe seco al proceso de militarización. Señala que la Constitución marca rayas y que el límite a los poderes y responsabilidades de las secretarías militares no es la imaginación del presidente.

2. Por lo menos, le pone un poco más difícil la transición a Sedena. Regresarían probablemente a las prácticas de simulación que marcaron los primeros tres años de la GN, pero eso les abriría riesgos administrativos y hasta penales. Y con esos riesgos, vendrían oportunidades para renegociar los términos del arreglo entre civiles y militares en un gobierno futuro.

3. Significa un rechazo contundente a la práctica de aprobar reformas legislativas inconstitucionales (sabiendo que son inconstitucionales), con la expectativa de que no se encontrará una mayoría de ocho en la SCJN para invalidarlas. Esto tal vez empiece a hacer un poco más difíciles los Planes B.

4. Deja en claro que la división de poderes sigue viva, que aún existen frenos y contrapesos al poder presidencial y que la mayoría no se va a salir siempre con la suya.

5. Muestra la importancia de la llegada de Norma Piña a la presidencia de la Corte. Si Arturo Zaldívar o algunos de sus colegas obradoristas presidieran la SCJN, habrían encontrado la manera de posponer un voto sobre este tema o hubieran recurrido a las prácticas de contabilidad creativa utilizadas por Zaldívar al momento de la discusión de la Ley de la Industria Eléctrica.

6. Es señal de que el presidente solo tiene tres votos seguros en la Corte (Zaldívar, Esquivel y Ortiz) lo cual lo pone en una situación de vulnerabilidad frente a posibles acciones de inconstitucionalidad de la oposición.

Como se vea, esto es una severa derrota legal y política para el presidente. Muy probablemente, también lo lea así el habitante de Palacio Nacional y hoy mismo en la mañanera tengamos la primera reacción a la decisión de la Corte.

No va a ser linda. Es muy probable que incluya una larga retahíla de insultos y hasta calumnias en contra de los ministros y ministras que votaron por la inconstitucionalidad. Y es probable que centre su furia en la ministra Piña.

Pero no hay suficientes insultos en el mundo para quitar el golpe recibido. Ese es severo y su impacto rebasa el tema específico de la Guardia Nacional.

Y en la práctica, en materia de seguridad ¿qué va a suceder? No gran cosa. La Guardia Nacional va a seguir siendo tan útil o inútil como ha sido hasta ahora (me inclino por la segunda opción). Su relación cotidiana con Sedena va a seguir siendo muy similar a lo que ha sido desde la creación de la corporación, con las mismas prácticas de simulación que la han marcado desde el inicio.

En resumen, fue un buen día para la Constitución, la vía civil y el país. Ojalá haya muchos más de estos.

Twitter: @ahope71

 

 

 

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