En estos días ha circulado la versión de que el número acumulado de homicidios en la actual administración ya superó al total sexenal del gobierno de Felipe Calderón. Según esto, se habrían acumulado en los primeros 42 meses del actual periodo presidencial 121,642 víctimas de homicidio contra 120,463 en los seis años de la administración calderonista. 
 
El hecho sustantivo es probablemente cierto: ya ha habido más personas asesinadas en el gobierno de López Obrador que en el transcurso completo de la administración Calderón. Pero la comparación que se utiliza para mostrar ese hecho es inválida. 
 
¿Por qué digo eso? Porque se está haciendo la comparación con fuentes distintas 
 
Va una explicación más detallada: 
 
1. En la mayoría de los países del mundo hay dos conteos oficiales de homicidio: uno proveniente del sistema de justicia, y otro del sistema de salud. México sigue ese patrón: por una parte, las fiscalías llevan una cuenta del número de casos de homicidios, agregada mes con mes por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), y por la otra, la Secretaría de Salud y el Inegi llevan un registro de las personas que, según lo manifestado por un médico, murieron como resultado de una agresión. 
 
2. No es inusual que haya divergencia entre las dos cifras. Eso puede suceder por varias razones no conspiratorias. Imaginen, por ejemplo, que una persona muere al caer de un tercer piso: es posible que un médico legista clasifique el hecho como un accidente, pero que, a resultas de una investigación, la fiscalía determine que se trató de un homicidio. O al revés.  
 
3. Hasta allí, México se parece al resto del mundo. Pero, al hurgar un poco, la cosa se complica: resulta que nuestra fuente policial-judicial (SESNSP), produce varias cifras de homicidio. En primer lugar, distingue entre homicidio culposo y doloso. En segundo lugar, presenta por separado las carpetas de investigación y las víctimas. Por último, clasifica aparte a los feminicidios (un subconjunto de los homicidios de mujeres).  
 
4. Para añadirle a la confusión, tenemos en México una tercera fuente oficial: el informe diario generado por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC). Ese reporte es alimentado por dependencias federales y por las fiscalías estatales. Tiene la ventaja de la oportunidad y la desventaja de la imprecisión: aproximadamente 20% de los homicidios que registra la SSPC no entran a la cuenta del SESNSP.  
 
5. Cada una de estas series mide cosas similares, pero no idénticas. Las definiciones son distintas, los procesos de registro no son iguales. Eso puede dar lugar a diferencias significativas. Por ejemplo, en 2020, el SESNSP registró a 35,533 víctimas de homicidio doloso y feminicidio, mientras que el total anual reportado por el Inegi fue 36,773.  
 
En consecuencia, es mala práctica hacer comparaciones con series distintas.  
 
Pero eso es lo que se está haciendo en estos días: tomar el total de personas asesinadas en el sexenio de Calderón en la serie de Inegi y compararlo con el caudal acumulado de víctimas en el actual gobierno en la serie del SESNSP. Y lo sé porque el SESNSP empezó a registrar el número de víctimas en 2014 (antes solo reportaba el número de carpetas/averiguaciones) y el Inegi no ha publicado datos definitivos para 2021 y 2022. 
 
Entre otros, el problema de hacer esa comparación es que subestima la diferencia entre los dos periodos: es muy probable que el total de víctimas en el sexenio de Calderón se haya alcanzado desde marzo. Pero no lo podemos afirmar con precisión hasta conocer los datos del Inegi. 
 
En conclusión, se necesita paciencia. Y no andar mezclando peras con manzanas. 

alejandrohope@outlook.com

Twitter: @ahope71 

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