José Luis, su hermano y un sobrino escucharon “el trancazo”, recorrieron por la parte trasera y comenzaron a quitar piedras para salvar personas. Escuchaban gritos.
“Les hablamos y nos contestaban, preguntamos que cuántas personas eran y nos dijeron ‘ahorita somos tres, mi mamá, mi hermana y yo’. Comenzamos a quitarle los tabiques y vimos el concreto, en tres escalones estaba una señora, le comenzamos a quitar todo”, comentó.
José Luis vio que una de las piernas se encontraba atorada, la mujer estaba hincada y con una herida profunda en la cabeza.
“Llegaron los de la Cruz Roja y comenzaron a regañarnos y le dice mi sobrino: ‘¡cálmese vamos a organizarnos!’. Me dijo uno que me saliera, pero cómo me iba a salir si la estaba agarrando [a la mujer], la pudimos levantar y como que se sentó y se quedó en mis piernas. Llegó otro muchacho con unos pilones y levantamos, les dije que la jalaran y la sacamos”.
Abajo, sobre una losa, estaba una joven, el sobrino de José Luis, de oficio paramédico, se metió bajo los escombros y constató que ya no tenía signos vitales.
Se trataba de María Rodríguez Martínez, de 21 años, quien fue la única víctima mortal del deslave en el cerro del Chiquihuite.
A José Luis, las autoridades lo sacaron a pesar de que pudo haber sacado el cuerpo de la joven.
Horas después, peritos de la Fiscalía General del Estado de México hicieron el levantamiento del cuerpo.
“Se cayeron como a 50 metros, pero eran piedrotas, eran 10 enormes. Más adelante había otra casa, se escuchaban niños, pero ya no nos dejaron entrar”, relató.
Justo hasta la noche del viernes se trataba de esos menores de edad a los que los cuerpos de emergencia no habían rescatado y seguían en su búsqueda.
José Luis comentó que siempre han reportado fallas en el cerro del Chiquihuite porque estaban abiertas, hablaron con las autoridades “venían y venían y se iban”.
“Como dice el dicho, se tapa el pozo después del niño ahogado, las piedras ya estaban abiertas, comienza a llover y poco a poco se van abriendo y como aquí llovió pesado y luego el temblor, le ayudó un poco”, señaló.
José Luis añadió que también decidió salirse de la Zona Cero por miedo, y movía las manos nervioso.