En Colombia, el año pasado saltó un caso en el que un policía engañaba a un perro antinarcóticos, al alterar su entrenamiento para evitar decomisas.
El policía distraía al perro con juguetes, justo cuando tenía que realizar los recorridos por los contenedores contaminados con el estupefaciente de los que él ya tenía conocimiento.
Pero un agente encubierto que durante más de un año le siguió los pasos logró detectar al policía y cuyos hallazgos permitieron descubrir una red que operaba así.
Como en México, "Sombra", una perra entrenada para detectar narcóticos, también fue amenazada por los capos. La perrita trabajaba en la Dirección de Antinarcóticos de la Policía Nacional de Colombia y los narcotraficantes colombianos ofrecían una recompensa de hasta 70 mil dólares por su cabeza.