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“Hay tres Acapulcos; el de la miseria está aquí”

En comunidades rurales temen que también haya robos y crímenes

En el poblado de Cacahuatepec, la mayoría de sus habita sus viviendas, sus cultivos y sus pocas pertenencias. Foto: Salvador Cisneros / El Universal
05/11/2023 |09:26
Arturo de Dios Palma
Corresponsal en GuerreroVer perfil

En la comunidad campesina de Huamuchitos, en los Bienes Comunales de Cacahuatepec, en la zona rural de Acapulco, sus pobladores están en incertidumbre: perdieron viviendas, negocios y sus cultivos, además de eso, advierten que en sus pueblos se vendrá la violencia y los robos.

Los 47 pueblos que integran los Bienes Comunales de Cacahuatepec son unos 3 mil pobladores que se dedican al campo, en unas 20 mil hectáreas producen maíz, calabaza, jamaica y ajonjolí.

Esta es una comunidad abandonada, no de ahora por el paso del huracán Otis, sino de siempre: no hay centro de salud, no hay médicos, no hay medicinas, no hay drenaje: está en el abandono.

Estos pueblos están pegados al cauce del río Papagayo, pero no cuentan con el servicio de agua potable.

“Este también es Acapulco, el Acapulco rural. Ese al que los gobernantes han invisibilizado; es el Acapulco de la pobreza. Hay tres Acapulcos: el de los ricos en la Costera, el de los pobres en colonias como Renacimientos y el de la miseria y ese está aquí”, dice Marcos Antonio Suástegui.

El huracán Otis destruyó sus sembradíos, el viento aplastó las plantas de maíz, de jamaica y de ajonjolí. Sus sembradíos eran su sustento, ahora no tienen nada.



Sus cosechas son las que le dan los recursos para sobrevivir. El maíz casi no lo venden, es como en casi todo Guerrero, lo ocupan para el autoconsumo, lo que les sobra es lo que venden.

Así que esperan una escasez profunda de alimentos si no reciben apoyo, el maíz es fundamental en su canasta básica.

Sin embargo, ya están sufriendo la escasez, en los Bienes Comunales de Cacahuatepec la ayuda ha llegado muy poco, la escasez va en aumento. Los víveres se terminan y los que hay se venden muy caros.

“Por una veladora para alumbrarnos cuesta 35 pesos, un huevo 10 pesos, así no vamos a poder resistir”, dice una pobladora.

Aunado a todo este escenario, se le suma la reconstrucción de sus viviendas. El huracán Otis levantó techos, inundó casas, tumbó bardas.

Mayra León Antonio es una pobladora que el huracán le destrozó su casa. Recuerda que a las 9:30 de la noche los vientos huracanados entraron a su pueblo y terminó hasta las 12 de la madrugada.

La mujer pide ayuda al gobierno para reconstruir su casa que, dice, acaba de construir.

Marcos Antonio Suástegui, uno de los voceros del Consejo de Ejidos y Comunidades Opuestas a la Presa La Parota Cecop, explica que desde antes del huracán las gavilleras están explotando el río Papagayo que es un recurso que le permitía tener una actividad económica.

Suástegui narra que la explotación del material pétreo los ha empobrecido aún más, porque están socavando el cauce del río y eso ha provocado que los peces y camarones y langostinos se hayan ausentado.

El líder comunitario denuncia que desde hace más de 80 años, las comunidades de los Bienes Comunales de Cacahuatepec están aisladas ante la falta de un puente que les dé acceso.