La historia está plagada de casos de asesinos seriales que han cometido atrocidades como canibalismo, desmembramientos, violaciones y violencia extrema contra sus víctimas, que en algunos casos registrados en México se cuentan hasta en cientos.
El caso más reciente es el de un hombre de 72 años identificado como Andrés N, que fue sorprendido en Atizapán, Estado de México, tras haber asesinado y presuntamente canibalizado a su novia de 34 años.
Las primeras investigaciones apuntan a que el feminicida de Atizapán tuvo decenas de vícitimas, pues en su casa se encontraron objetos personales, cabelleras, partes de cuerpos y una lista con el nombre de 29 posibles mujeres a las que habría atacado.
De acuerdo a los registros periodísticos, México ha tenido asesinos seriales cuyas víctimas se cuentan en decenas, siendo los más letales los casos de "Las Poquianchis", "Pancho López", el "Enfermero asesino", la "Descuartizadora de la Roma", la "Mataviejitas y el "Caníbal de Chihuahua" y los "monstruos de Ecatepec".
La Poquianchis fue una red de trata que operaba en la década de 1960 en Guanajuato y se dedicaba a prostituir mujeres que además eran esclavizadas y torturadas.
Este caso fue célebre después de que en 1963 se descubrieron los crímenes que las hermanas Delfina, María de Jesús, Maria Luisa y María del Carmen González Valenzuela, habían cometido durante al menos nueve años.
La mayor parte de las más de sus 150 víctimas eran prostitutas que ya no podían trabajar o que se les rebelaban, por lo que eran asesinadas a golpes o de inanición.
Otros de sus crímenes fueron contra niños recién nacidos de las prostitutas que trabajaban el lo que fue conocido el "Burdel del infierno", así como clientes que fueron asesinados para robarles
En la década de los ochenta, este hombre violento cuyo nombre era Fernando Hernández Leyva se dedicaba a asaltar y en sus fechorías cobró la vida de más de 137 personas en su carrera delictiva de seis años.
Sus víctimas murieron por disparos de bala, apuñaladas y estranguladas, sin distinción de hombres y mujeres, a quienes además violó.
Apodado "Pancho López" cometió sus crímenes en Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán y Morelos y se le atribuyeron por lo menos seis secuestros.
Fue condenado a cadena perpetua por 33 asesinatos, aunque posteriormente dentro de la prisión confesó 100 homicidios más.
A Jorge Ceballos Almengor se le reconocen 50 posibles víctimas entre los años de 2019 y 2021, por lo que se encuentra preso en espera de condena. Su historia fue ampliamente cubierta por los medios de comunicación.
Se dedicó a estafar a personas en la ciudad Chihuahua con la promesa de una plaza laboral en el IMSS, a quienes posteriormente asesinó.
Entre sus víctimas estuvieron dos enfermeras que le pagaron 100 mil pesos cada una por un puesto de trabajo.
En otro caso defraudó y asesinó a 5 miembros de una misma familia a quienes acribilló en su propio domicilio en 2018, tras haberlos defraudado con 500 mil pesos para presuntamente conseguir un riñón para trasplante.
Entre 1930 y 1941, Felícitas Sánchez Aguillón, quien era enfermera, partera y cuidadora de bebés, encabezó una red de trata de personas que se dedicaba a la adopción ilegal de menores.
Su caso fue célebre porque asesinaba a niños que robaba y que no podía "vender".
Antes de ser condenada se suicidó con una sobredosis de medicamentos, y sobre ella quedaron pendientes acusaciones de haber estrangulado o envenenado a sus víctimas, a las que descuartizaba para deshacerse de los restos en las alcantarillas.
Juana Barraza Samperio, conocida como la Mataviejitas, asesinó hasta a 49 personas entre 1999 y 2005 en la zona metropolitana Ciudad de México.
Su modus operandi consistía en hacerse pasar por trabajadora social para entrar a la casa de ancianas que vivieran solas, a quienes golpeaba, robaba y en muchos casos estrangulaba.
Fue fue sentenciada a 759 años de prisión por el homicidio de 11 personas.
Gilberto Ortega Ortega era policía del municipio de Belisario Domínguez, en Chihuahua, y tenía un diagnóstico médico de esquizofrenia, a quien se le atribuyen 38 asesinatos.
En prisión confesó al menos 21 asesinatos en los que habría canibalizado los cuerpos de sus víctimas.
Suis crímenes los cometió en 1997 y fue sentenciado a 75 años de prisión por la muerte de dos niños de 11 años de edad, a quienes torturó, disparó y abandonó sus cadáveres en un lugar despoblado.
En complicidad con su esposa María Martínez, Juan Carlos Hernández, quien rentaba una vivienda en Ecatepec, mató al menos a 20 mujeres a las que engañaron para llevarlas a su casa, donde fueron violadas, torturadas y asesinadas.
Esta pareja de asesinos confesó haber canibalizado a algunas de sus víctimas y en su domicilio fueron encontrados frascos con partes humanas que eran presuntamente vendidas a fetichistas o santeros, aunque muchos de los cuales fueron arrojados en lotes valdíos.
Sus crímenes los realizaron entre 2012 y 2018, por lo que ambos recibieron una sentencia de 327 años de prisión por 10 crímenes acreditados en su contra.