Pachuca.— En medio de la pérdida y el caos, vecinos del andador Quetzalcóatl corrieron al presidente municipal de Tula, Manuel Hernández (PAN-PRD), a quien reclamaron que, cuatro días después de la inundación, acudiera a este sitio, uno de los más devastados por el agua.

El alcalde y personal del ayuntamiento llegaron a la zona en una camioneta, donde repartirían despensas entre los afectados, pero los pobladores, quienes perdieron sus pertenencias, se molestaron y la visita culminó en un conato de violencia.

Entre reclamos por no haber recibido una alerta para desalojar sus viviendas o para resguardar sus pertenencias, los habitantes exigieron que las autoridades se encarguen de las pérdidas.

El edil intentó explicar que la situación se salió de control debido a que la lluvia fue superior a lo que podía soportar el cauce del río Tula, lo que generó la inundación en cuestión de minutos.

En contraste, los habitantes reclamaron que se hayan abierto las compuertas sin que se les avisara. Hernández Badillo argumentó que eso estaba fuera de su control, ya que  lo maneja la Comisión Nacional del Agua (Conagua), lo cual azuzó a la gente, que con gritos corrió al presidente municipal. Fue necesaria una valla de agentes de seguridad para resguardar la salida del edil.

Una mujer subrayó que solicitó el apoyo de obras públicas y le respondieron que tenía que hacerlo mediante oficios, además de que en esa parte les tocaba hasta el lunes la limpieza.

“¿Cómo vamos a vivir en medio de la porquería?”, reclamó.

Alerta en Zimapán

Pobladores de la comunidad de Las Vegas, en este municipio, llamaron a que no los dejen solos, luego de que el jueves inició el desfogue de la presa hidroeléctrica de Zimapán, lo cual los dejó incomunicados por la crecida del río Moctezuma.

Desde el jueves, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la Conagua emitieron una alerta para los municipios cercanos a la presa en los estados de Hidalgo, San Luis Potosí y Querétaro.

Además, el alcalde Alan Rivera explicó que en la comunidad de Las Vegas son 27 familias y en Las Adjuntas, 30, quienes durante un recorrido de evacuación declinaron salir de sus localidades.

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