El joven de 14 años luce sucio, su delgado cuerpo sólo lo cubre un short; la ira es la única emoción que transmite mientras está amarrado con una cadena a un árbol en el patio de su casa en una sección del norte de Juchitán.
Esta escena es la más cruda que el maestro Vladimir Cruz ha visto durante sus años de acompañamiento a personas con adicciones al cristal en esta ciudad del Istmo de Tehuantepec.
Para el maestro en Ciencias Penales, la imagen forma parte de lo que llama “celdas domiciliarias”, casas particulares convertidas en cárceles ante la falta de espacios para dar atención a menores de edad adictos a la droga “foco”, muy popular, por su bajo costo, entre niños y adolescentes pobres.
“Estas celdas domiciliarias cada vez son más en Juchitán. Se llega a esto cuando los menores son detenidos por la policía municipal o estatal, pero no pueden ser encarcelados, así que son entregados a sus padres, pero estos no cuentan con el dinero para recluirlos en un anexo o un centro de adicciones. Son jovencitos altamente agresivos, así que los padres terminan encadenándolos en sus casas.
“A nosotros nos llaman para ir a verlos, pero no tenemos opciones para ofrecerles en la región. Es una situación sumamente triste”, narra en entrevista el profesor que en los últimos dos años ha formado parte del Patronato Nadxie Xpine/Amor a mi raza.
El patronato, que planea el primer centro de atención integral para las adicciones en esta región, identifica a personas de ocho a 16 años que consumen drogas duras en colonias como Mártires, Guadalupe y algunas de la Séptima Sección.
Un estudio realizado por Vladimir Cruz durante la administración del edil Saúl Vicente (2014-2016), detectó a 800 niños que, aunque tengan casa, están en la calle sin supervisión de un familiar y en vagancia, trabajando o drogándose. Hoy el número subió a mil 200 aproximadamente; la mayoría de ellos expuestos al cristal.
Recientemente, la policía municipal encontró una casa con 25 menores drogándose; ello encendió la alarma de la grave situación que se refleja en asesinatos diarios de jóvenes.
“La prensa todo los días publica el asesinato de personas cada vez más jóvenes. La adicción al cristal va de la mano de los robos menores, pero constantes en la ciudad. Estos jóvenes enfermos tienen que conseguir aunque sea 20 pesos para un poco de cristal, o 50 pesos para estar drogado todo el día; roban para drogarse.
“Esto ya se convirtió en un problema de salud pública que debe atenderse desde la casa, la escuela, la iglesia, las instituciones, pero no pasa nada, la sociedad juchiteca lo ve, lo sabe, pero no lo quiere enfrentar”, argumenta el profesor.
El Patronato Nadxie Xpine, conformado por Esperanza López Esteva, Vladimir Cruz, Felipe Rasgado, Janeth Toral Cruz, Eva Gonzales Guerrero y Vicenta Blas Vásquez, tiene ya proyectada la construcción del primer centro de atención integral para la prevención, tratamiento y rehabilitación de adicciones a niños, adolescente y personas adultas, en la ciudad de Juchitán.
Este centro se edificará en lo que fue un viejo espacio recreativo de la Primera Sección de Juchitán, y que se otorgó en comodato por 10 años al patronato, tiempo en que desarrollarán el proyecto piloto.
Ofrecerá internamiento residencial por tres o seis meses; tendrá una clínica de atención integral médica y sicológica; ofrecerá terapias grupales a pacientes con su núcleo familiar, actividades productivas y lúdicas, de arte y deporte, así como orientación vocacional.
El centro será el primero gratuito en el estado y buscará ser un modelo exitoso como las cuatro unidades del Centro para la Prevención y Tratamiento en Adicciones (Centras), de Chiapas, a donde acuden las personas del Istmo.
El proyecto ya empezó a socializarse con las autoridades en busca de financiamiento para la construcción y rehabilitación del espacio.