La campaña electoral para los comicios del 6 de junio en México ha sido “una de las más violentas de los tiempos modernos” y se ha convertido en un ejemplo de la lucha de las organizaciones del crimen organizado “para expandir su control en el territorio mexicano”, convirtiéndose en una “amenaza creciente para la joven democracia” del país, señala un texto del diario estadounidense The Washington Post.
Con el título “Elecciones mortales en México: Grupos del crimen apuntan contra candidatos, en una lucha por el territorio”, la nota firmada por la corresponsal en México, Mary Beth Sheridan, y publicada hoy en la portada del diario, señala que desde septiembre del año pasado, 89 políticos han sido asesinados según la firma consultora Etellekt. Agrega que decenas han sido heridos o recibido amenazas.
Aunque las elecciones determinarán la composición de la Cámara de Diputados del Congreso, la mayoría de las legislaturas estatales, así como gubernaturas, la violencia se ha concentrado en las contiendas por las presidencias municipales y otros puestos locales.
El artículo cita a Guillermo Trejo, analista político de la Universidad de Notre Dame y experto en violencia política en Latinoamérica, quien señala que la violencia que se está registrando en la contienda “es una lucha por el poder municipal”.
Los grupos del crimen organizado, explica, “han descubierto que obtener el control de los gobiernos municipales y economías locales, poblaciones y territorios, es crucial si quieren sobrevivir en la feroz lucha por las rutas del tráfico de drogas”.
Hay políticos, indica el texto, que resisten al crimen organizado, pero otros que, “se sospecha, reciben con beneplácito el efectivo o el músculo” de esos grupos. En algunas localidades, asegura, “una organización dominante del tráfico de drogas ha impuesto a su candidato favorito. En otros, grupos armados rivales respaldan a partidos opositores”.
En Taxco, ejemplifica, tres de nueve candidatos a presidente municipal andan con guardaespaldas. Otros candidatos a alcaldías se bajaron de la contienda tras ser secuestrados o golpeados. La Familia Michoacana y Jalisco Nueva Generación, afirma, están jugando un papel turbio en la elección”.
La corresponsal habló con Mario Figueroa, candidato a la alcaldía por el partido Fuerza por México, quien fue baleado en diciembre pasado y confesó sentirse nervioso. “¿Cómo no podría estarlo? No soy Superman, pero alguien necesita poner orden en Taxco”.
Taxco, dice el artículo, es una muestra de lo que está causando la violencia en el país. “Los homicidios se incrementaron en más del triple entre 2007 y 2019, llegando a 77; la extorsión se ha extendido y los periodistas se autocensuran por temor a ser asesinados”.
Los problemas que enfrenta esta ciudad, argumenta, son un reflejo de la situación que prevalece en muchas comunidades mexicanas. “Los grupos del crimen organizado que alguna vez se concentraban en exportar drogas a Estados Unidos se han diversificado a actividades como extorsión, secuestro y venta de narcóticos.
Un esfuerzo respaldado por Estados Unidos para decapitar a los grandes cárteles provocó que se dividieran en bandas rivales. Los productores de heroína buscaron rutas adicionales para responder a un creciente apetito estadounidense por la droga y para evadir a las autoridades federales”.
Taxco es, de hecho, una ruta clave para el paso de la droga y autos robados.
De los 89 políticos asesinados, 35 eran candidatos en la contienda, según Etellekt. Aunque provenían de todo el espectro político, la firma detectó que la mayoría estaban tratando de sacar del poder al partido gobernante
La corresponsal cita al líder estatal de Morena, Marcial Rodríguez Saldaña, quien señala que los grupos del crimen organizado “quieren controlar a la policía, los proyectos de obra pública, el presupuesto y las actividades ilícitas”.
El artículo resalta que por más dramático que sea el número de asesinados, los esfuerzos intimidatorios de los grupos criminales van más allá. En otras campañas, los candidatos hacían caso omiso de las amenazas, pero cuando éstas se hicieron realidad, todo cambió. Ahora, cuando los candidatos “son amenazados, dejan la contienda”, contó al rotativo Adrián Wences, director estatal de Movimiento Ciudadano.
Algunos candidatos, como Zudikey Rodríguez, quien compite por la presidencia municipal en Valle de Bravo por la coalición PRI-PAN-PRD, optaron por dejar de hacer campaña, pero sin abandonar la contienda.
Los partidos políticos han denunciado la violencia, pero el artículo explica que algunos se han beneficiado del dinero y la fuerza de los grupos criminales. “Lo que estamos viendo es una negociación de poder muy dinámica entre ambas partes”, advirtió Falko Ernst, analista en México del International Crisis Group.
Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador afirma que la cifra de homicidios se estabilizó tras años de incrementarse y ha llamado a no tener miedo a la hora de votar, el artículo habla de que las políticas de la actual administración no han reducido la cifra de asesinatos de manera sustancial.
No sólo son los ataques a candidatos. “Cientos de reporteros, defensores de derechos humanos, ambientalistas y sacerdotes han sido asesinados en los últimos años”, alerta. La mayoría, se quedan sin resolver.