En julio pasado Samuel Ríos y Valles Arellano se encontraba feliz. Su ópera prima "Los días que no estuve", una historia sobre un padre lejano con su hija, llegaba directo a streaming.
No le molestaba, porque primero la pandemia había trastocado todo el mundo de la exhibición tradicional y porque en plataforma se podía llegar a más gente sin dudarlo.
"Lo que tenemos que seguir haciendo son buenas historias, con calidad, eso es lo importante, para poderse ver en cualquier tamaño de pantalla", dijo en aquella ocasión a EL UNIVERSAL.
Ayer, el cineasta que trabajó mucho en campañas de publicidad, falleció durante un intento de asalto en la Ciudad de México.
"Querido, descansa en paz. Estamos muy tristes todos los que te conocimos", escribió Tita Lombardo, productora de su ópera prima.
Antes que cineasta, Samuel tenía formación de diseñador, por lo que le gustaba contar historias con un solo cuadro. Tomó cursos y talleres de dirección de actores, ya fuera para trabajar con ellos en improvisación o con guión rígido, incluido el método Meisner, que consiste en una serie de ejercicio acumulativos para que el intérprete reconecte con sus impulsos.