Este lunes 8 de abril, Estados Unidos, México y una parte de Canadá vivieron un evento astronómico que no volverá a verse hasta dentro de más de 20 años.
En Puebla, miles de poblanos se reunieron en distintas sedes para presenciar el eclipse solar de este 2024.
A pesar de que solo se apreció de manera parcial en el estado, tanto los animales del parque de conservación de vida silvestre Africam Safari, como el volcán Popocatépetl respondieron al tan esperado fenómeno astronómico.
Y es que de acuerdo con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), en las últimas 24 horas el Popocatépetl registró 105 exhalaciones acompañadas de vapor de agua, gases volcánicos y ligeras cantidades de ceniza.
Además, ayer 8 de abril después del eclipse a las 19:50 horas se registró un sismo volcanotectónico con una magnitud de 2.5.
Hasta la mañana de este 9 de abril hubo una emisión continua de vapor de agua y gases volcánicos, con dispersión hacia el este-noreste.
Hasta el momento, el Semáforo de Alerta Volcánica del Popocatépetl se encuentra en Amarillo Fase 2.
La respuesta es no, pues el mismo Cenapred ha mencionado en varias ocasiones que los eclipses no causan desastres naturales en la tierra, ya que no hay existe evidencia científica que respalde esta creencia.
Asimismo, el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) se ha encargado por años de examinar más de 200 terremotos desde el siglo XVII, comparándolos con fechas lunares o eventos astronómicos, sin embargo, no han encontrado un vínculo en ellos.
En el caso de México, el Cenapred menciona que científicos de la Facultad de Ciencias en Física y Matemáticas de la Universidad Autónoma de Chiapas han analizado registros de eclipses y terremotos, pero no han encontrado evidencia de una conexión entre ambos fenómenos.
¿Por qué los eclipses son vinculados con las catástrofes? La conexión entre las catástrofes y los eclipses tiene principalmente un origen histórico y cultural, humano en lugar de científico.
En tiempos pasados, los eclipses estaban estrechamente ligados al temor y la superstición. Para muchas culturas antiguas, el Sol era adorado como una deidad y el creador de la vida, por lo que cualquier evento relacionado con él podía interpretarse como un castigo divino y una advertencia de grandes catástrofes.
Esta creencia se transmitió a lo largo de generaciones, influyendo en la percepción de los eclipses como eventos catastróficos explica el Cenapred.
Y por último, en relación con el Volcán Popocatépetl estas manifestaciones no representan mayor riesgo para las comunidades aledañas, ya que se encuentran previstas dentro de los escenarios del Amarillo Fase 2 del Semáforo de Alerta Volcánica.