La venta de videos grabados ilegalmente en hoteles y moteles de la ciudad de Puebla y el área conurbada se mantiene como una actividad lucrativa.

No se trata de una actividad nueva, sino de la violación a la intimidad.

Derivada, por supuesto, del riesgo que corren todas las parejas que acuden a un hotel o motel, con el propósito de tener relaciones sexuales en la intimidad de una habitación, pero que son grabados ilegalmente mediante cámaras ocultas, con la finalidad de comercializar los videos.

En tianguis como el de la Cuchilla o en los puestos aledaños a la Central de Autobuses de Puebla (CAPU), por ejemplo, se comercializan este tipo de videos.

El ilícito que se mantiene

Del mantenimiento de este ilícito da cuenta periodicocentral.mx, a través de un trabajo de su reportera Claudia Hernández, quien advierte que: “la próxima vez que vayas a moteles de Puebla ten cuidado, pues algunos graban a las parejas para posteriormente vender el contenido pornográfico en los puestos de películas de tianguis”.

Y establece con base a testimonios de vendedores de esos videos que los más solicitados son los grabados en moteles de la capital poblana, la zona de la autopista y Amozoc.

Los vendedores señalaron, a la reportera, que las grabaciones no solo se realizan en moteles de la periferia de Puebla, sino también en algunos del Centro Histórico y sus alrededores.

Entre los moteles en los que se lleva a cabo esta actividad se mencionó a Las Estrellas, ubicado en el Bulevar Héroes del 5 de Mayo, cerca de la China Poblana.

Por lo que hace al Centro Histórico de Puebla, se lleva a cabo en los moteles localizados en la 10 Poniente, sobre 7 y 9 Norte.

La realidad es que el comercio de estos videos está entrelazado con la venta de películas pirata, en tianguis y puestos informales, que por desgracia a pesar de las acciones que efectúan de manera periódica autoridades de todos los niveles de gobierno, no ha logrado ser erradicada.

Más allá de la sorpresa y la zozobra ante el temor de la difusión de los videos, es más que evidente que las parejas que aparecen en ellos pueden ser objeto de la crítica social, como víctimas del delito que constituye la grabación ilegal y su posterior comercialización. Y en el extremo ser objeto de extorsión.

Por supuesto, esos videos se graban sin la autorización de los actores principales, lo que en teoría daría pie a la presentación de una denuncia.

Sin embargo, al momento no existe una estadística sobre las eventuales acusaciones presentadas por quienes aparecen en los videos comercializados.

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