Aislamiento y frustración, enojo, depresión y ansiedad, son algunos de los problemas que han detectado los especialistas en la población infantil durante el confinamiento generado por la pandemia de Covid-19.
Sin contar el dolor que han tenido que experimentar los niños que han perdido a un ser querido o han enfrentado dificultades en casa por la pérdida del empleo y la crisis económica que viven la mayor parte de los padres de familia.
Marinett Hernández Rodríguez, especialista en la Clínica de Psicología de la Universidad Anáhuac Puebla, alertó que han notado que los más pequeños de la familia, al no convivir con otros de su misma edad, comenzaron a perder habilidades sociales, debido a que pasan mucho tiempo frente a la computadora.
En entrevista con El Universal Puebla, la psicóloga explicó que la depresión y la ansiedad se pueden identificar en la niñez cuando tienen problemas gastrointestinales de manera frecuente, muestran irritabilidad por hacer tareas y no saben cómo expresar su malestar.
Advirtió que en agosto, cuando se prevé el regreso a clases, se verán realmente las consecuencias del confinamiento, pues la mayoría de los estudiantes ya no está acostumbrada a levantarse temprano, arreglarse y desayunar en un horario específico, pero tampoco a socializar.
“Es un cambio fuerte al que van a tener que acostumbrarse, van a necesitar una red de apoyo de mamá y papá (aunque muchos trabajan), pero es necesario restaurar sus relaciones con otros menores de la misma edad y las habilidades sociales que están perdiendo”, dijo.
El psicólogo Alfonso Cortés Zamora indicó que se estima que hay un incremento de 20% y 25% de casos de depresión y ansiedad entre la población en general.
Cuando hay desánimo, no hay ganas de comer, “no les saben” los alimentos y si la sensación se prolonga y aumenta, es depresión. La ansiedad, en tanto, se manifiesta con el miedo a morir o enfermar.
“Es muy importante decirles a todos que no permitan que esa emoción de tristeza permanezca”, dijo en entrevista telefónica.
Josué tiene ocho años de edad, cursa el cuarto año de primaria y desde que comenzó la pandemia ha pasado por varios cambios: la separación de sus padres, una mudanza, una nueva rutina escolar por la pandemia y no socializar con ningún otro niño de su edad.
“Me siento triste por la pandemia, porque no puedo salir, no puedo jugar ahora como antes lo hacía en el patio. Ahora hago mi tarea por el celular, como, juego y me siento triste porque no puedo ir a la escuela, ni estudiar con mi maestra y mis compañeros”, dice.
En sus ratos libres, suele jugar con su gata, con la tableta que ocupa para sus tareas y lee los libros infantiles que le compra su abuela.
Desde marzo del año pasado, sus padres decidieron no llevarlo a centros comerciales ni a restaurantes para evitar un contagio por COVID-19 y, al ser hijo único, tampoco puede jugar con otros niños ni vecinos por las medidas sanitarias.
Zyanya Placeres, psicoterapeuta en la Clínica Mindful, informó que se han presentado casos donde los niños están muy ansiosos, no tienen tolerancia a la frustración, ya no quieren socializar y se resisten a tomar clases porque dicen estar hartos.
Pero además, han desarrollado temor ante la enfermedad, pues la especialista compartió el caso de un paciente de 11 años que estaba desarrollando un trastorno de ansiedad por sospecha de Covid-19.
“Su abuelo enfermó de Covid, afortunadamente se recuperó, pero después el niño presentó síntomas físicos reales como falta de respiración, no quería dormir porque pensaba que iba a dejar de respirar, presentaba espasmos en el pecho, llegaba a sentirse con temperatura alta pero no era así, es decir, empezó a somatizar todos los síntomas de Covid, hasta el grado de tener que practicarle pruebas constantes y tomografías de tórax, porque era la única forma para que él se sintiera tranquilo”, relató.
Dijo que los niños todo el tiempo dan señales, si están o no cómodos, y su estado emocional es característico. Por ejemplo, un niño irritado, que no tiene tolerancia, vive aislado y rechaza a los demás.
Respecto al posible regreso a clases presenciales, la psicoterapeuta infantil recomienda a los padres prevenirse con las mismas medidas higiénicas, como uso de mascarilla, lavado de manos y gel antibacterial.
Otra recomendación muy importante es que desde ahora se implementen los horarios para dormir y despertar, así como una rutina diaria para que no les cueste trabajo cumplir con las actividades escolares.
-Platicar con los niños sobre lo que sienten y piensan
-Hacer actividades como un día de campo en la sala