Lo que parecía ser un día de reposo y fe, se convirtió en una tragedia, pues este Viernes Santo un automovilista embistió intencionalmente a los asistentes a la Procesión del Silencio de la iglesia de La Soledad, de Atlixco.
Los hechos ocurrieron en la Calle 5 Sur y la Calle 5 Poniente de la ciudad de Atlixco, en las imágenes difundidas en redes sociales, se ve cómo el conductor de un Jetta Gris con Placas TYP6957 acelera el vehículo con toda la intención de atropellar a los feligreses. Al momento de huir, el conductor fue interceptado por los vecinos del lugar, que lograron detenerlo y entregarlo a las autoridades policiacas.
En el video se puede escuchar a la gente asustada gritando “agárrenlo, agárrenlo” y “llamen a la policía”.
De acuerdo con medios locales, los asistentes sufrieron crisis de ansiedad y pánico, por lo que requirieron sentarse en las banquetas para poder calmarse.
Afortunadamente, esta tragedia no registró ningún muerto, sólo personas con heridas leves pero ninguna de gravedad.
Al sitio arribaron ambulancias y paramédicos, los cuales de inmediato brindaron los primeros auxilios a los lesionados, cabe señalar que solo una persona fue trasladada al hospital; sin embargo, su estado es estable.
Hasta el momento se sabe que el conductor fue detenido y puesto a disposición del agente del Ministerio Público, quien determinará su situación legal.
Cabe señalar que la Procesión del Silencio es una de varias costumbres del Viernes Santo, esta consiste en hacer un recorrido guardando luto por la pasión y muerte de Cristo.
A diferencia de la Procesión del Viernes Santo que se realiza al mediodía, en esta se recorren varias avenidas en total silencio, nadie habla, ni hace ruido. Lo único que alumbra los recorridos son luces que portan parte de los fieles.
Por otro lado, otra tradición muy famosa en esta Semana Santa, es la procesión de los “engrillados”, que lleva más de 100 años de llevarse a cabo.
En dicha procesión los participantes requieren de una gran preparación física, pero también espiritual, pues los creyentes participan con pequeños cactus insertados en la piel, además de pesadas cadenas alrededor del cuello.
