Hubo un tiempo en el que el agua del deshielo en el volcán Popocatépetl sirvió de materia prima para elaborar uno de los primeros intentos de cerveza de la Nueva España.
Así lo documentó el Museo del Tiempo Tlalpan, A.C. en abril pasado en una ficha firmada por Markus Frehner sobre la Cerveza Brazería del Siglo XVI.
De acuerdo con los promotores de la cultura, fue en 1542 cuando desembarcó en la Nueva España, Alfonso de Herrera, un español al que le habían otorgado una cédula real firmada por Carlos V que lo acreditaba como maestro cervecero.
El documento lo acreditaba para elaborar la bebida en la Nueva España con la condición de dar un tercio de las ganancias a la Corona Española y que costeara el equipo y a los operadores de las calderas.
Para su proyecto se le autorizó emplear a 200 esclavos sin pagar impuestos y como punto de producción eligió la Hacienda del Portal en Amecameca, Estado de México, uno de los poblados más cercanos al volcán.
Aunque en la primeras producciones hubo quien le reconoció su buen sabor, incluso mejor que el del pulque que se consumía en la época, los altos costos de esta cerveza tronaron el proyecto.
"La cebada y el trigo eran escasos y caros, y eso convirtió a la bebida en algo prácticamente inaccesible. Una botella de cerveza costaba la estratosférica cantidad de ocho reales. Para abaratarla, a Herrera se le ocurrió adulterar la cerveza, y quienes probaron aquello dijeron que era un brebaje repugnante”, señala la ficha del museo.
En esas fechas también escaseó el vino traído desde Europa y el primer virrey de la Nueva España, Don Antonio de Mendoza, junto con sus funcionarios, intentó promover la cerveza sin éxito.
El productor murió en 1558, se acabó el negocio de las cervezas con aguas del Popocatépetl y fue hasta el Siglo XX que esta bebida revivió con nuevos proyectos que incluso recibieron beneficios con el porfiriato.
Aunque a ese primer intento de cerveza mexicana le fue mal, concluye el museo, la producción actual de esa bebida representa el uno por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), genera 55 mil empleos directos y 600 mil indirectos y Mexico es el sexto productor mundial.