La Secretaría de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial del gobierno del estado promueve, a través de las redes sociales, el cuidado y protección del tlacuache, un marsupial mexicano.
De acuerdo con las publicaciones de la dependencia estatal, según las leyendas prehispánicas de Mesoamérica, el tlacuache trajo el fuego a los humanos, y juegan un papel muy importante dentro del ecosistema, ya que es un gran controlador de plagas.
Es un mamífero omnívoro que come frutas, semillas de temporada, retoños de plantas, insectos, pequeños vertebrados y carroña, por lo que a veces se le puede encontrar merodeando muy cerca de los botes de basura en busca de comida.
Su nombre viene del náhuatl tlacuatzin (tla, fuego; cua, mordisquear, comer y tzin, chico) que significa “el pequeño que come fuego”.
Según la vieja leyenda Mesoamericana, se dice que cuando el hombre todavía no conocía el fuego, por ser propiedad de los dioses, el tlacuache, con engaños, se acercó a una hoguera que quemó su cola, por lo que le quedó pelona, y escondió una brasa en su marsupio (una bolsa similar a la de los canguros australianos), compartiendo su tesoro con el hombre.
Esta increíble especie, en situaciones de combate o defensa emplea una táctica llamada tanatosis, que consiste en quedarse inerte y expeler un olor desagradable, con el fin de simular que está muerto.
Además, posee la característica de ser inmune al veneno de las serpientes cascabel.
“¡Si te encuentras con uno, no lo lastimes y deja que continúe su camino!”, recomienda la dependencia estatal a los poblanos.
La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABOI), en el libro titulado “Los mamíferos silvestres de México”, describe que el nombre científico del tlacuache es Didelphis marsupialis
“Se trata de especies arborícolas y nocturnas que temen la presencia del hombre, pero la reducción de su hábitat les ha obligado a acercarse demasiado a los asentamientos humanos”, por lo mismo es común encontrarlos en las cercanías de las casas en busca de alimento.
Su cuerpo es robusto y fuerte, con un rostro largo y puntiagudo. Su pelo tiene puntas blancas, es largo y áspero lo cual impide que escape el calor. La coloración de su espalda es gris o blancuzca.
Tiene orejas desnudas y negras y su rostro es pálido, con anillos oculares negros y una línea media pálida en la frente. Su cola es aguzada, peluda en la base, el resto de la cola es escamosa, carece de pelo y es prensil, por lo que se pueden sujetar con ella.
Los adultos pesan desde 1.1 a 2.8 kilos, pero el promedio es 1.6 kilos. Sus patas tienen cinco dedos; las traseras se distinguen por tener pulgares oponibles sin garras, y sólo utiliza un tipo de marcha, la caminata.
Es un animal de hábitos nocturnos, que está muy activo de las 23:00 a las 2:00 horas, y hacen sus madrigueras en cualquier hueco natural entre las rocas o entre la vegetación tupida.
Las hembras son más abundantes que los machos, en una proporción de dos a uno. Es un animal nómada que puede llegar a recorrer de 1.6 hasta 2.4 kilómetros en una sola noche en busca de alimento.
Su periodo de gestación dura de 12.5 a 13 días y pueden tener de 7 a 9 crías, aunque en casos excepcionales llegan a tener hasta 21, las cuales son completamente destetadas e independientes al cabo de 3 a 5 meses; teniendo dos épocas de apareamiento, de enero a febrero, y de junio a julio.
La Secretaría de Medio Ambiente, en busca de promover el cuidado y protección del tlacuache, lleva a cabo las Jornadas de Educación Ambiental, las cuales consisten en acercar talleres, pláticas o capacitaciones a diversos grupos.