El Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Miguel fue fundado el 15 de marzo de 1984, como respuesta a la demanda de espacios carcelarios.
La capacidad de la entonces penitenciaría de San Juan de Dios, de 900 internos, estaba más que rebasada.
La obra se realizó durante la gestión del gobernador Guillermo Jiménez Morales.
Fue planificado para albergar a una población carcelaria de 2 mil 100 internos.
Para su construcción se eligió un predio en la colonia Lomas de San Miguel, cercana a la unidad habitacional La Margarita y la XXV zona militar.
El penal de San Miguel se localiza en el kilómetro 2 del Camino al Batán, en Lomas de San Miguel.
Casi de inmediato los reos fueron trasladados a la nueva instalación penitenciaria.
De acuerdo con un censo del año 2021, la población del penal era de alrededor de 4 mil 927 personas privadas de la libertad.
En mayo del año 1988, se registraron dos motines en el penal.
El primero, para destituir al director Enrique Zárate López, organizado por Jorge Pellegrini, exelemento de la Policía Federal de Caminos.
El segundo motín fue para acabar con la suerte de autogobierno que estableció Jorge Pellegrini.
Como en casi todos los penales, la compraventa de servicios, así como de espacios hasta hace relativamente poco tiempo, era una constante.
En el año 2022, la administración estatal decidió intervenir para terminar con los espacios en el popularmente conocido como “El pueblito”.
El ahora exgobernador Miguel Barbosa Huerta ordenó derruir ese espacio.
En “El pueblito” había 104 cuartos amueblados con camas, sillones y refrigerador, entre otros elementos, y se rentaban hasta en 2 mil 500 pesos.
Además, había dos gimnasios y dos kioscos.
En el interior del Cereso de San Miguel, además de haber una sobre población que rebasa con mucho su capacidad, se han cometido toda suerte de sucesos, entre ellos el más mediático recientemente fue el caso del Bebé Tadeo.
Sin dejar de lado, las múltiples ocasiones en que tanto hombres como mujeres han sido detenidos por intentar ingresar drogas al penal, cuando acuden en calidad de visitas.
Y por supuesto, los decomisos de artículos prohibidos que se realizan, durante las revisiones que se llevan a cabo de manera periódica.