“Los anhelos revolucionarios están vigentes, porque mientras haya desigualdad hay ideales revolucionarios, mientras exista oposición al progreso habrá idearios revolucionarios, la revolución que hoy nos corresponde es la de la paz y las ideas”, expresó el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
Tras entregar la medalla Carmen Serdán a la bailarina Elisa Carrillo, en el marco de la ceremonia conmemorativa de CXIII aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, advirtió que, en tiempos de crispación, fomentar el diálogo y el acuerdo transparente y abierto, es un gran precepto revolucionario.
Añadió que en Puebla “tenemos muchos motivos por los cuales sentirnos muy orgullosos y muy honrados”. Apuntó que la Revolución Mexicana fue el movimiento social más importante del siglo XX que cambio para siempre el rumbo del país.
En la ceremonia estuvieron el presidente del Congreso poblano, Eduardo Castillo López; la magistrada María Belinda Aguilar Díaz, presidenta del Tribunal Superior de Justicia; el general de Brigada José Manuel Ramírez Martínez, comandante de la 25 zona militar y el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, entre otros.
Ahí, el gobernador de Puebla destacó que la medalla Carmen Serdán es un homenaje a las personas que al igual que la heroína revolucionaria han demostrado un coraje excepcional y contribuido significativamente en el avance y los valores que definen a México “y sin duda alguna, Elisa Carrillo, es una de esas personas”.
Por su parte, el coordinador de los Comités de Defensa de la 4T en Puebla, Alejandro Armenta, manifestó que los propósitos de la revolución son vigentes.
“Hoy como herederos de esa llama revolucionaria, debemos comprometernos a combatir las desigualdades y garantizar desde los órdenes de gobierno, y los poderes públicos el pleno cumplimiento a las garantías sociales”, expresó.
Alejandro Armenta dijo que la revolución fue un proceso popular de transformación social que generó nuevas condiciones, pues Porfirio Díaz alentó la desigualdad social al extremo de entregar la explotación petrolera a las compañías extranjeras, lo que constituyó una traición a la patria que se corrigió en 1936 bajo la presidencia del general Lázaro Cárdenas.
Resaltó que en el Senado no se permitió que algo similar sucediera con el litio que hoy es propiedad de la nación.
