Situado entre dos ríos, rodeado de gran variedad de flora y fauna silvestre, San Juan de los Ríos, es un poblado en el estado de Puebla que debes conocer.
Está ubicado a tres horas y 15 minutos de la capital poblana y forma parte del municipio de Chiautla de Tapia.
Recibe este nombre debido a que el Río Atoyac proveniente del estado de Puebla se conecta con el Río Mixteco, el cual nace desde el estado de Oaxaca.
Gracias a esta unión nace el Río Balsas, el cual fluye en dirección oeste por los estados de Guerrero y Michoacán hasta desembocar en el océano Pacífico.
Este río es uno de los más largos del país. Los locatarios aprovechan este cauce, uno de agua cálida y otro frío, para refrescarse en las orillas del río cristalino y pasar un rato agradable en familia.
Además de esta belleza natural, San Juan de los Ríos es un lugar histórico.
El 26 de septiembre de 1911, desde esta localidad, “El Caudillo del Sur”, Emiliano Zapata, envió al entonces presidente interino de México, Francisco León de la Barra, la siguiente proclama: “Que se dé a los pueblos lo que en justicia merecen en cuanto tierras, montes y aguas, que ha sido el origen de la presente contrarrevolución”.
Dos meses después de esta misiva, se promulgó el manifiesto conocido como Plan de Ayala, el cual fue elaborado en Miquetzingo, Puebla.
Aparte del hermoso paisaje que lo rodea, San Juan de los Ríos es famoso por su pescado seco o simiesco, que es consumido especialmente en época de cuaresma.
Al encontrarse en la mixteca poblana, sus principales actividades son la elaboración de las artesanías de palma, así como la agricultura y la pesca.
Chiautla de Tapia fue fundada en el siglo XII, por asentamientos toltecas y chichimecas; en la época prehispánica fue señorío de Texcoco y aquí se encontraron vestigios arqueológicos que datan del pleistoceno, esto es de hace unos 20 mil años aproximadamente.
Cuenta con monumentos muy importantes como la iglesia de Tlanichiautla, donde se encuentra la virgen de la Asunción.
En cuanto a bellezas naturales, está el Cerro de los Judíos, en donde hay algunas pinturas rupestres y la zona arqueológica denominada “La Ciudad Perdida”, en la cual se han hallado vestigios enterrados.