Al tratarse de un platillo tradicional y, por tanto, artesanal, resulta vital que en la preparación y consumo de los chiles en nogada no se violen los canones establecidos.
Fuera de ahí, con el propósito de innovar, se puede preparar cualquier versión, pero debe quedar claro que no son los originales y centenarios chiles en nogada.
En principio porque la temporada abarca los meses de julio, agosto y septiembre.
Deben ser capeados.
Tienen que llevar carne de puerco y res.
No se puede sustituir la manzana panochera por manzana golden.
La nuez debe ser de Castilla.
El durazno tiene que ser criollo.
La pera de leche no puede ser sustituida por la convencional.
Y por supuesto debe ser adornado con granada y perejil.
De lo contrario, quien sustituye cualquier producto por otro similar, comete una aberración.
El respeto de la receta original es básico, incluida por supuesto la leche.
Por supuesto que, en el mercado, hay quienes ofrecen como chiles en nogada, productos que al no respetar la receta original son fake.
Entre ellos, las versiones veganas y aquellas que se presentan como bajas en grasa o light.
Obviamente que al consumirlos resulta imprescindible hacerlo con una torta de agua.
Y preferentemente, por su abundancia, no acompañarlos de algún platillo previo.
Además de la conveniencia, llegado el caso de consumir una copa de vino tinto, con lo que se complementa el esquema tradicional.
En realidad, cualquier variación de la receta original se traduce en una aberración.
Y si se ofrecen como chiles en nogada, hay que tener claro que no lo son.