Puebla es el nombre de nuestro estado y de su capital, pero también es un apellido. Su historia ha sido recogida por varios sitios en internet de aficionados al origen de los nombres y sus escudos.
En el caso de Puebla, señalan que comenzó a utilizarse en 1538 y que se considera como de origen toponímico. Es decir, de la toponimia que estudia los nombres propios de un lugar y los relaciona con su origen y tratamiento geográfico.
Históricamente, el apellido comenzó a utilizarse siete años después de la fundación de Puebla.
Pero, pese a su antigüedad, es un nombre poco frecuente y repartido por España, de donde sería originario.
Se sabe que procede de los lugares que se llamaban Puebla y de los que aún existen dos en ese país de Europa –Puebla de Sanabria y Puebla de Burón-, pues en el antiguo castellano puebla en minúsculas era un sustantivo altamente usado.
Según los detalles, la palabra se empleaba en la época de la Edad Media para referirse a poblaciones de nueva creación en territorios que se le habían ganado a los árabes.
Por ello, en España hay personas que se apellidan Puebla o de la Puebla, como si se hiciera referencia a un lugar.
Con los años fue un nombre que contó con su propio escudo para identificar a familias. Era color plata, con una banda de sable y una cadena del mismo color que contaba con ocho eslabones.