Hace casi 20 años, el 24 de marzo de 2004, la tranquilidad que caracteriza al municipio de Cuetzalan, en la Sierra Norte de Puebla, se vio interrumpida y con los reflectores de televisoras nacionales e internacionales sobre la localidad.
Todo se debió tras conocerse la noticia que un grupo de seis espeleólogos británicos se encontraban atrapados en las grutas que se ubican en la comunidad de Atzala, perteneciente al municipio de Cuetzalan.
Fueron los pobladores quienes dieron a conocer el hecho, luego de apuntar que los espeleólogos se adentraron a las cavernas y después de horas no salieron a la superficie, tal como lo habían hecho seis días anteriores cuando llegaron a la Sierra.
Las constantes lluvias en la zona provocaron que el nivel del agua aumentará y bloqueara la salida, por lo que se dio aviso a las autoridades y ahí se conoció que se trataba de extranjeros.
Pero no solo eso, los propios extranjeros dijeron estar bien, contaban con comida y agua para permanecer al interior de la cueva y conforme fluyó la información, también se reveló que se trataba de militares.
Además, pese a la movilización de los cuerpos de rescate y emergencia que llegaron a la zona, los extranjeros se resistieron a ser apoyados por los mexicanos y llamaron a especialistas de Inglaterra.
Mientras al interior de la cueva permanecían los seis extranjeros y miembros de las Fuerzas Armadas británicas, en el exterior aterrizaban reporteros de distintos medios de comunicación, nacionales e internacionales.
Los pobladores aprovechaban la presencia de docenas de personas que demandaban comida, agua y servicios básicos en espera de obtener más información o grabar el momento justo cuando fueran rescatados.
Los representantes diplomáticos declararon que los británicos eran parte de la Asociación de Espeleología de Servicios Conjuntos y que se encontraba en una expedición extraoficial denominada Cuetzalan Tiger, realizada con la aprobación del ejército.
Mientras que autoridades mexicanas daban a conocer que los británicos ingresaron al país como turistas, que no estaban autorizados para hacer ejercicio de entrenamiento oficial y que una vez identificada su estancia migratoria se determinaría si o no serían expulsados del país.
Otra versión que también corrió por parte del Ministerio de Defensa británico es que los extranjeros realizaban una expedición civil de carácter científico para realizar un mapa de las cuevas, por lo que permanecerían más días y hasta semanas conociendo la cueva.
Incluso, personal de la Secretaría de Energía también ingresó a la gruta para diagnosticar si existían gases en el lugar, pues también se dijo que el propósito de los extranjeros era localizar uranio o gas radón.
El operativo de salvamento duró aproximadamente 11 horas, comenzaron alrededor de las 6:30 horas y sacaron al último militar cerca de las 17:20 horas. Todos con aparente buen estado de salud y con la ayuda de los especialistas extranjeros.
No hubo declaración a los medios de comunicación, abordaron una camioneta del Ejército mexicano, fueron trasladados a un hotel de Cuetzalan, donde se hospedaban y después de unas horas salieron rumbo a la Ciudad de México para volar a su país de origen.
Este operativo movilizó a cerca de 40 elementos del Ejército mexicano, cinco expertos en cavernas y cuatro buzos, dos de ellos británicos y dos mexicanos.
Al lugar también estuvieron presentes personal de la Cruz Roja, cinco ambulancias y representantes de la Comisión de Derechos Humanos (CDH) de Puebla, decenas de periodistas nacionales e internacionales y cientos de curiosos.
Finalmente, el gobierno mexicano, a través de su embajador ante Gran Bretaña, pidió al Ministerio de Asuntos Exteriores de aquella nación una nota diplomática en la que solicitó una explicación detallada sobre las actividades del grupo militar en territorio poblano.