El Popocatépetl es considerado como el segundo volcán más alto de México, pues tiene una altura de cinco mil 426 metros sobre el nivel del mar.
Es uno de los volcanes más activos en el país y se encuentra en los límites territoriales de las entidades de Morelos, Puebla y el Estado de México.
De acuerdo con el Departamento de Vulcanología del Instituto de Geofísica de la UNAM, este coloso tiene una edad de al menos medio millón de años y es un remanente de volcanes antiguos que colapsaron.
Su nombre viene del náhuatl, que traducido al español significa “cerro que humea”. Sin embargo, los habitantes que viven cerca de las faldas del volcán lo llaman Gregorio o Don Goyo, apodo que le fue dado por una historia conocida por la comunidad de Santiago Xalitzintla, en el municipio de San Nicolás de los Ranchos.
Más allá de su impresionante naturaleza, existen historias que aunque parezcan inéditas en realidad ocurrieron.
Tal es el caso de aquellos hombres que se convirtieron en los propietarios del volcán más emblemático de México, o bueno, eso creían ellos.
El primer dueño del Popocatépetl fue el general Gaspar Sánchez Ochoa. Se dice que este hombre trato de sacar el mejor provecho a las riquezas de azufre que tenía el volcán.
De esta información hay un documento que avala que durante 1880 él figuraba como poseedor del basto terreno que hoy ocupa el volcán.
Pero eso no es todo, ya que en 1883, intentó vender el volcán a una compañía estadounidense para el establecimiento de una fábrica de ácido sulfúrico que abasteciera a la Ciudad de México y a las demás sociedades donde llegaría el ferrocarril.
Repositorio digital "Memórica. México, haz memoria”
Al ser ingeniero topógrafo, le permitió ser miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. Es por eso que en 1902 publicó un informe como “una descripción científica” del Popocatépetl en donde se acredita como "dueño del volcán”, además de ofertar algunas partes de la tierra en 500 mil pesos de oro nacional.
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Pero tras la llegada de la Revolución todos los planes y proyectos relacionados con el volcán, quedaron suspendidos.
Se dice que finalmente, los estadunidenses que lo compraron, no cumplieron con lo acordado, por lo que el volcán regresó a las manos del general Gaspar.
No obstante, sabiéndose dueño del volcán, lo ofertó nuevamente, por lo que en 1935 el presidente Lázaro Cárdenas declaró el área que comprende a los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl como Parque Nacional.
General Gaspar Sánchez Ochoa (Wikipedia)
El segundo dueño de Popocatépetl o al menos de una parte, fue el boxeador mexicano Víctor Rabanales, quien por 30 mil dólares adquirió una parte del coloso.
Evidentemente, el deportista chiapaneco fue víctima de una estafa, lo cual relató en una entrevista que dio para revista Proceso.
Según relata el ex púgil, esta estafa ocurrió en 2010, cuando unas personas lo llevaron a las faldas del mítico volcán para venderle el supuesto terreno donde el boxeador pensaba colocar un gimnasio y una granja de conejos.
Rabanales relató a ese medio que pagó 30 mil dólares y hasta firmó unos papeles.
Ya cuando se dio cuenta de la estafa, era demasiado tarde. Pero lo peor vendría después, ya que luego de este suceso perdió dos departamentos y una casa en Texcoco al cometer el error de no registrarlas a su nombre. Actualmente, Víctor Manuel Rabanales trabaja en un mercado de Texcoco.