El martes, mientras revisaba sus redes sociales, Raúl Zamora Orozco se sorprendió al verse inmiscuido en la polémica por una supuesta escultura que el gobernador Miguel Barbosa Huerta se había mandado a hacer para colocarla en la sede del gobierno poblano, Casa Aguayo y que resultó falso.
Se trataba en realidad de una pieza en la que él y su equipo en Zamora Art habían trabajado durante los últimos siete meses a petición de una cooperativa vecinal, que entregó hace dos semanas y de cuya instalación e inauguración en el Palacio Municipal de Zinacatepec, ni se enteró.
Como artista, reconoció en entrevista con El Universal Puebla, sí pensó que se sentiría orgulloso en una petición así, pero también tuvo la necesidad de aclarar el origen de la pieza y deslindarse de una solicitud del mandatario, pues podría incluso verse como un acto difamatorio.
El mismo gobernador aclaró con un comunicado y en sus redes sociales que agradecía que en su municipio nativo el cabildo hubiera aprobado la pieza, pero que no compartía la práctica de resaltar su imagen, por lo que pedía retirarla.
"Empecé a ver las redes sociales y vi que el gobernador estaba un poco incómodo porque en realidad él no me lo encargó, a mí me sorprendió también porque no fui invitado a la develación de la escultura, pero de ahí no pasó", relató.
Con el oficio de la restauración de piezas religiosas heredado por su padre y un trabajo en su propio taller que data de hace 16 años, Zamora Orozco es conocido en su natal Tehuacán y la región.
Sus intervenciones en iglesias de la Diócesis de Tehuacán han sido varias, pero la que más fama le dio fue la construcción de diferentes figuras que se colocaron hace un lustro en el templo del Santuario del Señor de Coculco en Ajalpan.
Son más de 40 piezas grandes en las que experimentó con estructuras metálicas, resina, fibra de vidrio y concreto, a fin de hacerlas económicas y resistentes al clima a la intemperie de la región de Tehuacán.
Con este antecedente, relata, los vecinos de Zinacatepec le buscaron para realizar una obra con la imagen del gobernador de Puebla y al tratarse de un proyecto comunitario buscó las mejores condiciones económicas.
"Me visitaron en mi taller, me hicieron esa invitación, incluso por parte mía fue un apoyo en cuestión del cobro de dinero por el trabajo", dijo.
De acuerdo con el artista, la escultura tuvo un costo de entre 80 y 100 mil pesos que sirvieron únicamente para pagar los materiales, su trabajo y el de otros tres colaboradores.
En el mercado, en cambio, una pieza de este tipo podría superar los 250 mil pesos y las cifras son mucho mayores si se consideran otros materiales como la madera o el bronce.
Técnicamente, la escultura de Barbosa Huerta, detalló Zamora Orozco, es hueca y alcanzó al final una altura de más de dos metros y medio, así como un peso de aproximadamente 150 kilos.
A diferencia de las imágenes religiosas del santuario de Coculco en las que se colocó una base y un relleno parcial de concreto, la escultura del gobernador no tiene esa característica pues se solicitó también que pudiera ser movible.
Como sucede con otras piezas que representan a figuras públicas, explicó el artista, lo más difícil en esta solicitud fue lograr que los rasgos faciales del mandatario fueran similares y que al final, como toda pieza, es perfectible.
Para él, las críticas que pudiera haber generado la escultura no tienen un significado, pues está acostumbrado a hacer público su trabajo en grupos de artistas en redes sociales y a ese tipo de comentarios.
Desde su perspectiva, en México la gente tiende a criticar negativamente sin valorar las características de las obras, a diferencia de lo que ocurre con personas de otros países de Latinoamérica y Europa en donde incluso le han invitado a colaborar.
Por otro lado, reconoció que están las críticas de índole político en las que él siempre termina por aclarar que si ha pintado a funcionarios públicos es petición de particulares, aunque disfruta el proceso y presume los resultados.
"La gente siempre se va a fijar en eso, yo como pintor, en el grupo en el que estoy veo críticas de todo tipo, hasta la gente que no sabe opina cuánto nos cuesta hacer una escultura o una pintura , entonces la gente siempre va a estar inconforme y yo creo que uno no tiene que estar viendo y pensando siempre en la política, siempre en los mandatarios que hacen bien o que hacen mal yo creo que los mexicanos tenemos que empezar por uno mismo, ", comentó.
Además de la escultura hizo un retrato de Barbosa Huerta y tiene otras dos piezas de personajes que representan al partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Una es una pintura del presidente Andrés Manuel López Obrador con el águila republicana juarista que un político de Tehuacán mandó hacer para regalarle a un presidente municipal de la zona.
Mientras que otras amistades que habitan en la Ciudad de México le solicitaron un retrato de la jefa de gobierno y presidenciable para el 2024, Claudia Sheinbaum Pardo, para regalarlo directamente a ella.
Al final, asegura Zamora Orozco, ni las pinturas de políticos, ni las piezas de arte sacro que ha elaborado en su carrera definen su ideología personal en política y religión.
Tanto en estos encargos de morenistas, como en otros que plasman paisajes o incluso integrantes de familias, lo que él disfruta es el proceso y los efectos que las piezas tienen en la gente pues asegura, siempre alegran el corazón.