Casi se cumple una década desde que la Minera Autlán inició los trabajos para la construcción del proyecto Sistema Hidroeléctrico Coyolapa-Atzala, en la Sierra Negra de Puebla, pero hasta la fecha, la obra permanece detenida, más no cancelada.
Esta hidroeléctrica, según las 270 páginas que integran el proyecto, se construiría al sureste del estado, dentro de la región denominada Tehuacán-Sierra Negra, en los municipios de Coyomeapan, San Sebastián Tlacotepec y Zoquitlán.
Su objetivo es la generación de energía eléctrica mediante la construcción de dos subsistemas, denominados Proyecto Hidroeléctrico Coyolapa, con una potencia instalada de 17.74 MW y una generación anual de 123.20 Gw-Hr, aprovechando parcialmente las aguas del río Coyolapa.
Así como el Proyecto Hidroeléctrico Atzalan-Huitzilatl, con una potencia instalada de 15.35 MW y una generación anual de 58.65 Gw-Hr, aprovechando parcialmente, y de manera combinada, las aguas de los ríos Atzalan y Huitzilatl.
Esto implica la construcción de una cortina de 22 metros de altura en el río Coyolapa, otra de 4.5 metros en el río Atzalan y una más de un metro en el río Huitzilatl. También incluye la construcción de varios túneles para conducir agua de los afluentes.
Todo esto en una región donde es posible encontrar bosque mesófilo de montaña, selva alta y bosque de pino y encino, según datos de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), donde también se reconoce la presencia de varias especies de flora y fauna protegidas, incluyendo ocelotes y armadillos.
La construcción del proyecto se desarrollaría en una sola etapa, y se pretende ejecutar durante un periodo de 5 años. Una vez concluida, tendría una vida útil de 50 años a partir de ponerla en operación.
En la presentación de los documentos legales, se mencionó que el acta constitutiva de las empresas promoventes son Proyectos Hidráulicos de Puebla S.A. de C.V. y Compañía Hidroeléctrica de Puebla S.A. de C.V.
Sin embargo, para los lugareños de los tres municipios, el proyecto sería desarrollado por la empresa propiedad de José Antonio Rivero Larrea, primo de Germán Larrea Mota Velasco, dueño de Grupo México, pero una fuente al interior de la firma Autlán precisó a este medio que no existe vínculo familiar o de parentesco entre ambos personajes.
De igual manera, la firma Autlán se dijo una empresa independiente y no participa en la gestión ni operación de la mina Buenavista de Cobre, la cual en 2014 provocó un derrame de sulfato de cobre y metales pesados en el río Sonora, al norte de México, considerado como uno de los mayores desastres ambientales en el país.
“Autlán es una empresa con firmes valores, por ello, repudia cualquier acto de violencia en México y, especialmente, aquellos que ocurren cerca de nuestras operaciones. Autlán mantiene el firme compromiso de cumplir con los más altos estándares ambientales y de relaciones comunitarias en todas nuestras actividades”, comentó la empresa.
Pero la mayor oposición a la construcción de la hidroeléctrica fue que los pobladores de los tres municipios de Zoquitlán, Tlacotepec y Coyomeapan sostuvieron que ahí nacieron y debían mantener la zona tal y como la encontraron, respetando la flora y fauna. Además, los representantes de la empresa nunca les explicaron sus intenciones; solo les dijeron que llevarían trabajo para todos.
Los pobladores descubrieron que las autorizaciones para el uso de suelo y construcción de una parte del proyecto hidroeléctrico ya estaban firmadas y aprobadas por Fermín González León, entonces presidente municipal de Zoquitlán.
Los permisos de cambio de uso de suelo y una firma avalando la MIA se dieron sin que existiera una consulta a las comunidades indígenas de la región, donde la mayoría se dedica al cultivo de café y árboles frutales.
Esta información detonó asambleas y movilizaciones dentro y fuera de Zoquitlán, y fortaleció la resistencia en los tres municipios.
En investigaciones hechas por Aranzazú Ayala Martínez, para el portal adonevanlosdesaparecidos.org, se destaca la labor de las radios comunitarias que lograron que los pobladores inconformes se organizaran y se unieran entre todas las comunidades en contra del proyecto hidroeléctrico.
La defensa del territorio, principalmente de los ríos que atraviesan la Sierra Negra de Puebla, fue presidida por Sergio Rivera Hernández, de 34 años de edad, habitante de Zoquitlán, donde tenía a su esposa y cinco hijos.
Después de haber sido víctima de varias amenazas, fue visto por última vez el 23 de agosto de 2018, luego de encabezar en Coyolapa la formación de los comités de resistencia en contra del proyecto hidroeléctrico Coyolapa-Atzala.
De ese momento, se sabe que el defensor nahua viajaba en su motocicleta por los caminos de terracería de Zoquitlán cuando se dirigía a una comunidad vecina a sacar copias de unos documentos.
De pronto, una camioneta bloqueó su paso, hombres armados lo subieron a la fuerza al vehículo y se lo llevaron.
Desde entonces, activistas de Puebla y de otros estados apoyaron a los habitantes para no permitir la construcción de la obra, la cual sigue suspendida, pero no cancelada.