La charrería es una actividad que se remonta al siglo pasado y ha mantenido su presencia, aunque en menor medida, en Puebla.
Los charros, las charras y las escaramuzas no solo participan en desfiles y cabalgatas, sino que también tienen una presencia activa, evidenciada por la existencia de la Asociación de Charros del Estado de Puebla.
Además, la zona metropolitana cuenta con varios lienzos charros, siendo el más conocido el Monumental Lienzo Charro de Puebla, ubicado en la carretera a Tehuacán 1032, en el Parque Industrial Puebla 2000.
En este lienzo se llevan a cabo eventos deportivos y concursos periódicamente, manteniendo viva la tradición de la charrería en Puebla.
¿Qué tipo de patrimonio es la charrería?
La charrería, como tradición ecuestre en México, fue inscrita en 2016 en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Este reconocimiento eleva su valor y destaca la importancia de su práctica en Puebla. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) señala que la charrería es una práctica tradicional de las comunidades mexicanas dedicadas a la cría y pastoreo de ganado a caballo.
Originalmente, facilitaba la convivencia entre ganaderos de diferentes estados del país, y las técnicas de esta práctica se transmitían a las generaciones más jóvenes dentro de las familias.
En la actualidad, asociaciones y escuelas de charrería forman a miembros de las comunidades y los entrenan para participar en competencias.
Las charreadas permiten a los espectadores admirar la destreza de los charros en el arte de arrear y jinetear yeguas y toros cerriles.
La UNESCO subraya que “la charrería es un elemento importante de la identidad y el patrimonio cultural de las comunidades depositarias de esta tradición, que la consideran un medio de transmitir a las nuevas generaciones algunos valores sociales importantes como el respeto y la igualdad de todos los miembros de la comunidad”.
De ahí la importancia de la charrería en Puebla, una tradición que, afortunadamente, prevalece hasta nuestros días.
