Pasan años y décadas de estudio sobre el volcán Popocatépetl y no deja de sorprender todo lo que guarda esta enorme formación montañosa.
De la misma manera, con el paso del tiempo tampoco evita que, tanto estudiosos como la sociedad en general, deje de admirarse de la actividad constante que tiene el coloso.
Andrés S. Méndez es un geólogo mexicano, amante de todo lo que tenga que ver con el Popocatépetl y ha compartido en sus redes sociales datos interesantes de este volcán.
Entre sus apuntes destaca que Don Goyo -como los habitantes de las comunidades aledañas nombran al volcán- tiene dos cráteres: uno interior y otro exterior.
El cráter interno es el lugar donde se emplazan los domos los cuales, al ser desintegrados por las fuertes explosiones, generan la lluvia de rocas que salpican al volcán.
En la fotografía que comparte, la cual se tomó el 25 de noviembre de 2017, se puede mirar la ubicación del cráter interno, el cual es profundo.
La toma área permite observar que el cráter interno de ubica más hacia la parte izquierda del cráter exterior, mide 370 metros de diámetro y 110 metros de profundidad.
“Durante la actividad de año 2000, buena parte del cráter interno se colmató, generando un domo que pudo alcanzar un volumen entre 15 a 19 millones de metros cúbicos de roca”, publicó junto con otra fotografía en la que se muestra expulsión de gases del lado del cráter interno, mientras que el externo está despejado.
En el relato que compartió el geólogo también explicó que una vez que se formó un gran domo en el cráter interior, éste comenzó a colapsar la noche del 18 de diciembre del 2000, “generando terror y asombro en las poblaciones cercanas”.
Pero fue hasta la tarde del 22 de enero del 2001 cuando el domo se destruyó por completo, generando una columna eruptiva de 8 kilómetros de altura, acompañada de flujos piroclásticos y lahares (flujo compuesto por sedimentos de distintos tamaños y agua) que se extendieron de 4 a 6 kilómetros por las cañadas.
También subrayó que la creación y destrucción de los domos del Popocatépetl es un fenómeno común en este volcán, que desde hace casi 30 años es monitoreado por vulcanólogos de primer nivel.
Para explicar la formación de los domos, compartió un gráfico realizado por el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) en el que se menciona que en el actual periodo eruptivo del Popocatépetl se han formado y destruido más de 80 domos.
El material resultante, como la lava, fragmentos rocosos y ceniza, poco a poco ha ido rellenando el viejo cráter hasta prácticamente cubrirlo.
¿Cómo se forma un domo?
Hay que destacar que un cráter es un embudo que se forma por una explosión interna del volcán que arroja rocas incandescentes y lava viscosa.
Por su viscosidad, la lava fluye lentamente y forma un montículo semicircular al que se le llama domo que, al contacto con el aire, se endurece, es decir, se solidifica, acumula presión y no deja salir los gases.
Si la presión es mucha, genera una explosión que rompe el domo y lanza los fragmentos aún calientes sobre las laderas del volcán en forma de proyectiles balísticos y cenizas.
El resultado es nuevamente la formación de un cráter en forma de embudo, en donde podrá formarse un nuevo domo cuando ascienda material reciente.
A decir del geólogo, el cráter externo no sufre cambio alguno, es el cráter interno el que se modifica, pudo haberse ampliado ya su perímetro y profundidad, pero reconoció que no tiene los datos actuales de ello.
En tanto, las autoridades federales y estatales se mantienen en alerta ante la constante actividad en el volcán Popocatépetl, la cual se incrementó la noche del viernes 19 de mayo y la madrugada de este sábado 20 de mayo de 2023.
El Semáforo de Alerta Volcánica se mantiene en Amarillo Fase 2 y se prevé un recorrido para el próximo lunes 22 de mayo por parte de Laura Velázquez Alzúa, coordinadora de Protección Civil Nacional.